Los petrodólares vuelven a entrar con fuerza en España. El emirato de Abu Dabi, con su posible opa por el 100% de Naturgy, aunque con la firme intención de hacerse con al menos el 40% de la energética, busca aumentar su presencia en un mercado energético clave en Europa. Lo hace a través de Taqa, un gigante casi desconocido en esta parte del mundo pero que vale casi 90.000 millones de euros (cuatro veces más que la antigua Gas Natural Fenosa), que cuenta con el músculo financiero del Golfo Pérsico y que tiene un gran apetito por crecer en economías avanzadas y reducir su exposición al bloque emergente.

Taqa: un gigante energético con ambiciones globales

Taqa, siglas de la Compañía Nacional de Energía de Abu Dabi, es uno de los principales mascarones de proa del emirato para diversificar su negocio más allá del petróleo y el gas, pensando en los años, no tan lejanos, en que los combustibles fósiles pasen a un inevitable segundo plano en la matriz energética. Participada en un 90% por el Estado y mínimamente cotizada en Bolsa (con un testimonial 1,4% de capital flotante), se jacta de ser una de las 10 mayores empresas de servicios públicos de la región de EMEA (Europa, Oriente Medio y África), con intereses en electricidad, gas, derivados del petróleo e incluso agua. A pesar de su reciente apuesta, financiera y sobre todo retórica, por las energías renovables, la mitad de la electricidad que genera sigue dependiendo del gas natural.

La entrada de Taqa en Naturgy: ¿qué busca el gigante energético?

A falta de la guinda de Naturgy, Taqa -que ganó casi 4.300 millones de euros el año pasado, frente a los casi 2.000 millones de la española- opera en 11 países de todo tipo: los propios Emiratos Árabes Unidos, Países Bajos, Estados Unidos, Canadá, Arabia Saudí, Omán, Marruecos, India, Ghana, Marruecos e Irak. En casi todos ellos, eso sí, y excepto las naciones árabes, incluido Marruecos, con cuotas de mercado muy inferiores a las que conseguiría si consiguiera una posición relevante en la primera gasista y tercera eléctrica española. Taqa dio sus primeros pasos en 2005 como empresa centrada principalmente en un negocio tan lucrativo en esa parte del mundo como el del agua. Hoy, casi dos décadas después, cuenta con 7.000 empleados y un objetivo claro: "Convertirse en un campeón de la electricidad y el agua reconocido en Abu Dabi y más allá", como reconocía su director general, Jasim Husain Thabet, en una carta al mercado plagada de referencias a un futuro sin emisiones. En esa carta, el ejecutivo ya dejaba entrever su deseo de internacionalizar la empresa: "Reconocemos la oportunidad de desplegar nuestros conocimientos y capital para crecer selectivamente en mercados (...) en los que podamos crear valor". A pesar de sus ambiciones climáticas, Taqa tiene como primer accionista a Abu Dabi, el octavo país productor de petróleo del mundo, con una de las mayores ratios de extracción por habitante, lo que le brinda una oportunidad única de salir al mercado a golpe de talonario. Más aún en un momento como el actual, tan volátil y proclive a todo lo fósil: la reciente crisis energética ha hecho de oro a los países más dependientes y los actuales precios del crudo (casi 90 dólares por barril, muy por encima de la media histórica) siguen regando generosamente sus arcas. La tensión geopolítica en la primera región productora del planeta, Oriente Medio, y los recortes artificiales de oferta de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, de la que los Emiratos Árabes Unidos son un miembro destacado) ofrecen argumentos más que suficientes para que el crudo se mantenga en niveles altos en los próximos tiempos. Miel sobre hojuelas para sus intereses y viento de cola para apostar por empresas establecidas en países estables como España, que ofrecen a los inversores una jugosa rentabilidad por dividendo (véase Naturgy, una de las empresas del Ibex que mejor cuida a sus accionistas).

Dudas sobre las intenciones de Taqa en España

Sin embargo, aparte de lo puramente financiero, existen dudas de peso sobre lo que busca Taqa en la empresa española. A pesar de los recientes esfuerzos y a diferencia de otras grandes empresas energéticas europeas, la empresa presidida por Francisco Reynés sigue estando muy volcada en el gas: suyo es el contrato de suministro desde Argelia a través del gasoducto Medgaz y suyo es también uno de los mayores contratos de importación de GNL ruso. Un mercado, el del suministro de gas natural licuado, en el que es uno de los mayores operadores del continente. El batiburrillo en el capital de Naturgy, con dos grandes accionistas (GIP y CVC) que quieren vender y otro (Criteria Caixa) que busca un socio con el que entenderse en aras de la estabilidad, ha sido una oportunidad inmejorable para la entrada de Taqa. El camino estaba allanado desde hace un par de años, cuando España y Emiratos Árabes Unidos firmaron un acuerdo para "identificar oportunidades de coinversión" y "fortalecer los lazos económicos". Si consigue su objetivo, Emiratos Árabes Unidos aumentará su presencia en España y, muy especialmente, en su sector energético. Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi, es el primer accionista de Cepsa con el 63% del capital y el quinto de Enagás, con un 3,1%. A finales del año pasado, además, el brazo inversor en renovables del emirato, Masdar -en cuyo accionariado está presente la propia Taqa-, se alió con Iberdrola para invertir conjuntamente 15.000 millones de euros en energía eólica e hidrógeno en Europa y Estados Unidos. Una vez más, apostando por los mercados maduros para compensar la volatilidad inherente al mundo en desarrollo.