Los gestores limitan el impacto del conflicto en Oriente Próximo... pero no pierden el foco del precio del petróleo
Los inversores recuperan la calma tras el ataque de Irán a Israel y mantienen el foco puesto en los tipos y las elecciones en EE UU. El temor sí se agravaría si el conflicto cierra el estrecho de Ormuz y el petróleo se dispara
El precio del petróleo, termómetro de la inquietud inversora
El precio del petróleo es el indicador que mide la inquietud de los inversores por el conflicto bélico que azota Oriente Próximo, y el reflejo de la factura que pueda llegar a pasar a las Bolsas. El crudo registró este martes su mayor subida del año tras conocerse el lanzamiento de misiles por parte de Irán sobre Israel, en respuesta a la invasión del Líbano y el asesinato del líder de Hezbolá ordenados por Benjamin Netanyahu. Su ascenso precipitó las ventas en Bolsa y disparó la volatilidad. Fue la respuesta esperada ante una escalada de tensión bélica que sacude el orden geopolítico global, pero a la que los gestores no dan demasiado recorrido.
A pesar de la gravedad de los acontecimientos y el catastrófico coste en vidas humanas, el escenario principal que manejan los gestores es que el actual conflicto en Oriente Próximo no derivará en una guerra abierta entre Israel e Irán. Aun así, la geopolítica es imprevisible y hay un escenario que, aunque no sea el esperado, sí activaría el botón de las ventas en Bolsa: el cierre del estrecho de Ormuz por parte de Irán y su irremediable impacto en un precio al alza del petróleo. Por esa zona del planeta pasa el 20 % del tráfico de crudo por mar.
Irán dio este miércoles por concluido su ataque sobre Israel y mientras se espera la represalia de Netanyahu, las Bolsas este miércoles moderaron sus descensos o quedaron en tablas. El petróleo siguió al alza aunque limitó su ascenso al 0,5%, que llegó a rondar el 2% durante la sesión. Y el Vix, el índice que mide la volatilidad del S&P 500, también moderó su alza el miércoles. No ha llegado a rebasar con claridad el nivel del 20%, considerada la barrera de baja volatilidad que, si se rompe al alza, suele llevar a niveles mucho más elevados, según advierten en Macroyield.
"El mercado está haciendo la misma lectura que lleva haciendo en los últimos años de este conflicto, la de un impacto limitado si no afecta al suministro de energía", asegura Roberto Ruiz-Scholtes, director de estrategia de Singular Bank.
El cierre del estrecho de Ormuz, el detonante para una corrección bursátil
El petróleo también subió hace un año, cuando el ataque de Hamás a Israel dio comienzo a la ofensiva israelí sobre Gaza. Y también se tensionó en abril, al igual que el conjunto del mercado, cuando Irán lanzó un ataque con misiles sobre Israel -más comedido que el de este martes- en represalia por el asesinato del general Zahedi en el consulado iraní en Damasco. La escalada bélica no fue a más entonces y las Bolsas absorbieron sin problema estos episodios de tensión geopolítica, que no interrumpieron su imparable movimiento alcista.
Para Matthew Ryan, jefe de estrategia de mercado de la firma de servicios financieros Ebury, la implicación sobre los mercados del conflicto en Oriente Próximo "es la creciente posibilidad de una fuerte subida de los futuros mundiales del petróleo, y otro periodo de elevados precios de la energía e inflación al consumo. Sin embargo, las ramificaciones no serán ni de lejos tan graves como tras la invasión de Ucrania, y hasta ahora, al menos, los movimientos en los mercados han sido relativamente contenidos". La invasión de Ucrania por parte de Rusia, el otro gran conflicto geopolítico que ha agitado en los últimos años el orden mundial, sí tuvo una fuerte repercusión en el mercado por su traslado inmediato a los precios de la energía, con un gas desorbitado en Europa.
En esta ocasión, en el alza con que ha reaccionado el petróleo al ataque de Irán sobre Israel ha tenido mucho que ver el cierre de posiciones cortas sobre la materia prima. "Las posiciones bajistas sobre el petróleo habían alcanzado máximos y los hedge funds y los inversores más especuladores se han apresurado a cerrarlas en previsión de que el conflicto pudiera ir a más", explica Ruiz-Scholtes. La tensión geopolítica se ha recrudecido cuando el petróleo había retrocedido en los últimos días al nivel de los 70 dólares, mínimos de noviembre de 2021, después de que se conociera que Arabia Saudí ha renunciado a su aspiración de un crudo en los 100 dólares y que prepara un aumento de producción.
Para Goldman Sachs es "improbable" el escenario de una interrupción del comercio a través del Estrecho de Ormuz y un gran repunte de los precios del petróleo. Ese sería el detonante para una corrección bursátil, en unas Bolsas que ya han encajado sin ningún apuro las dificultades que sí han surgido para el transporte marítimo en el Mar Rojo. El bloqueo de Ormuz es de hecho la gran baza con la que podría contar Irán en una escalada bélica frente a Israel y su aliado EE UU y el gran elemento, ahora considerado improbable por los gestores, que podría hacer descarrillar el descenso de la inflación que han logrado el BCE y la Fed y que está haciendo posible la bajada de los tipos de interés.
"Los inversores están respondiendo por el momento de forma contenida al conflicto", señalan desde la firma de análisis Macroyield, donde también advierten de que el agravamiento de la situación encuentra a los mercados en niveles de complacencia elevados, lo que aumenta el riesgo de correcciones. "Los índices de sentimiento se mantienen en niveles históricamente considerados de complacencia, y esto coloca a los principales activos de riesgo en una situación vulnerable, considerando el contexto de incertidumbre", avisan en la firma.
La escalada bélica llega de hecho a una Bolsa en máximos, donde es fácil la tentación de recoger beneficios y que reacciona a la baja ante cualquier decepción sobre la senda esperada para los tipos de interés. Es lo que también sucedió el martes, tras el discurso de la noche anterior en que Jerome Powell enfrió la expectativa de otro recorte de medio punto en noviembre.
Sin duda, el foco inversor sigue puesto en los tipos de interés y, en menor medida, en las elecciones presidenciales de noviembre en EE UU, cita que generará previsiblemente mayor volatilidad y de gran calado geopolítico.