Segunda fase del nearshoring en México enfrenta proteccionismo estadounidense

El fenómeno del nearshoring, la relocalización de empresas cerca de Estados Unidos, ha tenido un éxito moderado en México, impulsando la inversión extranjera directa, las exportaciones y el crecimiento económico general. Sin embargo, la segunda fase de este fenómeno enfrenta un reto importante: el creciente proteccionismo estadounidense.

Preocupaciones de Estados Unidos

Estados Unidos mantiene sus preocupaciones de que México pueda servir como una puerta trasera para que las empresas chinas evadan las restricciones arancelarias y tecnológicas impuestas por Estados Unidos. Esta inquietud es compartida por ambos partidos políticos estadounidenses, demócratas y republicanos.

Implicaciones para México

El proteccionismo estadounidense puede descarrilar las primeras conversaciones para renegociar el acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México (T-MEC). Además, el candidato presidencial Donald Trump ha amenazado con implementar un impuesto arancelario de hasta 300% a las importaciones de automóviles provenientes de México.

Desafíos adicionales

El nearshoring en México también enfrenta otros desafíos, como brechas en la infraestructura energética y de transporte, así como problemas de seguridad pública. Estos desafíos dificultan que las empresas se reubiquen o expandan en el país.

Necesidad de diversificación

Para superar estos desafíos, México necesita consolidar su presencia en etapas más sofisticadas de las cadenas de valor globales y fortalecer su ecosistema de fabricación e investigación de alta tecnología.

Oportunidad en semiconductores

Con los recientes esfuerzos de Estados Unidos para impulsar la producción de semiconductores en México y América Latina, existe una oportunidad para que el país aproveche las sinergias con su industria automotriz globalmente competitiva.

En resumen, la segunda fase del nearshoring en México enfrenta desafíos significativos, incluido el proteccionismo estadounidense y otros obstáculos internos. Para superar estos desafíos, México debe diversificar su economía, fortalecer su infraestructura y su ecosistema de alta tecnología.