La icónica marca de cosméticos Avon, conocida mundialmente por su modelo de ventas puerta a puerta, se ha declarado en bancarrota en Estados Unidos. La compañía ha decidido acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en un intento desesperado por manejar una deuda que supera los 1,000 millones de dólares y enfrentar una avalancha de demandas relacionadas con el uso de talco en sus productos. Esta noticia ha sacudido la industria de la belleza y ha dejado a muchos preguntándose cómo una empresa tan establecida ha llegado a esta situación crítica.
La declaración de bancarrota de Avon se produce en medio de un creciente número de demandas que alegan que el talco presente en algunos de sus productos, como polvos faciales y sombras de ojos, contenía asbesto, una sustancia cancerígena. Estas demandas han incrementado significativamente los costos legales de la empresa, llevándola a un punto en el que no tiene suficiente liquidez para seguir litigando o resolver los casos de manera extrajudicial. Según documentos presentados ante la corte, Avon ha gastado ya 225 millones de dólares en estos procesos legales, sin una solución a la vista.
La situación recuerda a otros casos similares en la industria, como el de Johnson & Johnson, que también ha enfrentado múltiples demandas por productos que contenían talco. Sin embargo, la estrategia de bancarrota de Avon busca centralizar las demandas y encontrar una solución más ordenada para los afectados.
La bancarrota de Avon no solo afecta a la empresa en sí, sino que también ha tenido un impacto significativo en su empresa matriz, Natura &Co. Esta compañía brasileña adquirió Avon en 2020 con la esperanza de revitalizar la marca y expandir su presencia global. Sin embargo, las demandas y la deuda acumulada han generado una pérdida neta en el segundo trimestre de 2024, lo que ha golpeado duramente las finanzas de Natura &Co.
A pesar de los problemas en Estados Unidos, las operaciones internacionales de Avon continuarán sin interrupciones. Natura &Co ha propuesto adquirir estas operaciones por 125 millones de dólares y cancelar 530 millones de dólares de deuda asociada, en un intento por mantener la viabilidad de la marca fuera de Estados Unidos. La propuesta será sometida a una subasta supervisada por la corte, donde se espera que se maximice el valor de los activos de Avon.
El director de reestructuración de Avon, Philip Gund, ha explicado que la decisión de declararse en bancarrota es un paso necesario para proteger los activos de la compañía y asegurar que pueda seguir operando en el futuro. Según Gund, el número de demandas relacionadas con el talco "sigue aumentando" y, sin una solución permanente, la empresa podría enfrentar una crisis aún mayor.
Como parte del proceso de bancarrota, Avon ha señalado que sus activos serán comercializados y que Natura &Co tiene la intención de comprarlos en ausencia de ofertas más altas. Esta venta permitirá a Avon reducir su deuda y continuar operando, aunque bajo nuevas condiciones y posiblemente con un enfoque más limitado en el mercado internacional.
A pesar de los desafíos, Avon sigue siendo una marca reconocida en el mundo de la belleza, con millones de agentes de ventas en todo el mundo. Aunque la bancarrota marca un capítulo oscuro en su historia, la empresa confía en que podrá superar esta crisis y continuar ofreciendo sus productos a los consumidores globales.
La bancarrota de Avon es un recordatorio de cómo incluso las empresas más establecidas pueden verse afectadas por problemas legales y financieros. Mientras el proceso de reestructuración continúa, los ojos de la industria estarán puestos en cómo Avon y Natura &Co manejan esta situación y si podrán encontrar una salida que permita a la marca seguir adelante.