España y China: Una relación estratégica en tiempos de incertidumbre

En un contexto global marcado por la creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, está consolidando una relación estratégica con el gigante asiático. Su reciente visita a Pekín, la tercera en tres años, subraya la importancia que España está otorgando a esta relación bilateral, buscando un equilibrio en un mundo cada vez más polarizado.

Según Carlos E. Cué, periodista de El País, la visita de Sánchez a China no es un evento aislado, sino parte de una estrategia a largo plazo. «Desde el principio estaba claro que esta no era una visita cualquiera», escribe Cué, destacando la cálida recepción que Sánchez recibió por parte del presidente chino, Xi Jinping.

Un gesto de agradecimiento de Xi Jinping

La relación entre ambos países está dando un salto cualitativo. Xi Jinping, según fuentes de la delegación española, es consciente del riesgo político que Sánchez está asumiendo al acercarse a China en un momento de fricción con Washington. Este gesto de valentía no ha pasado desapercibido para el líder chino, quien lo ha expresado a través de símbolos y gestos de deferencia.

En una reunión que se extendió por tres horas, Xi Jinping compartió detalles sobre la vajilla imperial utilizada durante el almuerzo, un símbolo de distinción reservado para los invitados más especiales. Además, abordó de manera directa las tensiones con Estados Unidos, dejando claro que China no tiene intención de ceder ante la presión de Donald Trump. «No vamos a permitir que no se nos respete», habría afirmado Xi, según la información reportada por El País.

La postura de España: Neutralidad y diálogo

A pesar del acercamiento a China, Pedro Sánchez está insistiendo en que España mantiene una postura neutral y busca fomentar el diálogo entre las dos potencias mundiales. «Le he trasladado al presidente Xi que el mundo necesita que China y EE UU hablen», declaró Sánchez en una rueda de prensa en Pekín.

España, según el presidente, aspira a mantener las mejores relaciones tanto con Washington, su aliado histórico, como con Pekín, un actor clave en el nuevo orden mundial. Sin embargo, el viaje en sí mismo está enviando un mensaje claro: España está diversificando sus alianzas y buscando nuevas oportunidades en un mundo en constante cambio.

Críticas desde la oposición

La estrategia de Sánchez no está exenta de críticas. El Partido Popular (PP), principal partido de la oposición, está cuestionando la oportunidad del viaje a China en un momento de tanta tensión con Estados Unidos. Sin embargo, desde el Gobierno español se defiende la decisión, argumentando que un país con una política exterior propia debe mirar a China sin descuidar su relación con Washington.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha subrayado que «la política exterior española no va contra nadie», y ha restado importancia a las críticas de Washington, atribuyéndolas a un exabrupto aislado de un funcionario estadounidense. Además, ha resaltado que líderes territoriales del PP se verán beneficiados por las inversiones chinas que se están negociando en España.

El desafío chino: Riesgos y oportunidades

Si bien el acercamiento a China presenta oportunidades para la economía española, también implica riesgos. China es un socio comercial exigente, con un mercado difícil de penetrar y un historial de prácticas comerciales poco transparentes. El enorme déficit comercial entre España y China, con importaciones que superan ampliamente las exportaciones, es una preocupación constante.

Sin embargo, ante el proteccionismo creciente de Estados Unidos, España está considerando que no puede permitirse ignorar a China. La apuesta, según fuentes del gobierno, es buscar una relación equilibrada que permita a España aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado chino sin comprometer sus valores y principios.

¿Qué sigue?

El gobierno español está evaluando cuidadosamente los próximos pasos en su relación con China, buscando un equilibrio entre la cautela y la ambición. La clave, según analistas, será establecer un marco de cooperación que proteja los intereses de España y garantice una competencia justa y transparente.

Mientras tanto, el presidente Sánchez planea mantener una agenda regular de visitas a China, siguiendo el ejemplo de otros líderes europeos como Angela Merkel. La intención es consolidar una relación a largo plazo que beneficie a ambas naciones en un mundo cada vez más interconectado.

La Unión Europea también mira hacia China

España no es el único país europeo que está buscando fortalecer sus lazos con China. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, tiene previsto viajar a Pekín en julio para una cumbre UE-China, lo que demuestra que la Unión Europea en su conjunto está reconociendo la importancia estratégica de esta relación.

La visita de Von der Leyen es una clara señal de que Europa no está dispuesta a seguir ciegamente la política de confrontación de Estados Unidos hacia China, sino que prefiere mantener un diálogo abierto y constructivo. Esta postura, según expertos, refleja una visión más pragmática y realista de las relaciones internacionales.

En conclusión, la apuesta de Pedro Sánchez por fortalecer la relación con China es una estrategia audaz que busca diversificar las alianzas de España y aprovechar las oportunidades que ofrece el mercado asiático. Sin embargo, esta decisión no está exenta de riesgos y críticas, y requerirá una gestión cuidadosa para garantizar que beneficie a España en el largo plazo. La diplomacia española está trabajando para mantener un delicado equilibrio en un mundo en constante cambio.