Los socios del Gobierno rechazan el acuerdo de pensiones que Sánchez escenificará esta semana

ERC, Bildu y BNG confirman que votarán en contra si no hay cambios en el texto. El PP también dejó clara su negativa la semana pasada.

El presidente del Gobierno anunció este lunes que el Gobierno firmará a lo largo de esta semana, junto a sindicatos y patronal, la nueva reforma de pensiones. Fuentes del diálogo social indican que el acto está previsto para el miércoles.

Pero, aunque haya firma y foto del Ejecutivo con los líderes sindicales y patonales, en absoluto está garantizado que buena parte de la norma salga adelante en el Congreso de los Diputados. Los parlamentarios de ERC, Bildu y BNG, que ya advirtieron la semana pasada de que el texto no les convencía, confirman a este periódico que votarán en contra si no hay modificaciones sustanciales en la propuesta.

Al rechazo de los socios habituales se suma el voto en contra del PP, lo que aboca parte de la reforma al fracaso si no cambian las posiciones.

Antes de este anuncio, la ministra de Seguridad Social destacó en rueda de prensa el “tono constructivo” de los partidos políticos en la comisión del Pacto de Toledo de la semana pasada.

Hay partes del acuerdo (suscrito a finales de julio) que no necesitan de apoyo parlamentario para salir adelante, ya que son desarrollos reglamentarios, como los nuevos coeficientes reductores para ocupaciones penosas.

Tampoco depende del voto favorable del Congreso el nuevo rol que la reforma plantea para las mutuas, un papel más protagonista en el tratamiento de dolencias traumatológicas para desatascar las listas de espera, siempre y cuando el paciente consienta. Este nuevo escenario dependerá del desarrollo de convenios autonómicos, así que tampoco podría vetarlo el parlamento.

Sin embargo, la formación de la comisión tripartita de seguimiento de este nuevo papel de las mutuas, así como los cambios en la jubilación activa y la parcial, sí exigen cambios legislativos que necesitan la luz verde de la mayoría del Congreso.

El hecho de que la norma llegue cerrada, sin discusiones previas con los partidos, también enfada a los parlamentarios de Bildu.

En la misma línea, Néstor Rego (BNG), critica que “se sacralice lo que se acuerde en el diálogo social; se traslada la capacidad legislativa fuera del Congreso”.

El diputado vasco y el gallego van más allá: ponen en cuestión la propia composición del diálogo social.

Más allá de cómo ha informado o negociado el Gobierno, estos partidos están en contra de casi toda la reforma, tanto de la que depende del voto favorable del Congreso como de la que saldrá adelante si así lo quiere el Ejecutivo.

Los tres partidos nacionalistas de izquierdas también expresan su posición negativa en los cambios en la jubilación parcial y activa.

El PNV sí se ha manifestado a favor del acuerdo, mientras que Junts no ha desvelado el sentido de su voto.

Los sindicatos de clase más representativos de España, CC OO y UGT, han acordado esta reforma de pensiones con el Gobierno y las patronales CEOE y Cepyme.

Introduce cambios en la jubilación parcial y cambios en la modalidad de retiro activo; un nuevo procedimiento para establecer los coeficientes para adelantar la jubilación sin recortes en las profesiones penosas o peligrosas; y un nuevo esquema de colaboración entre la Seguridad Social y las mutuas colaboradoras, derivado del último pacto de convenios que firmaron los agentes sociales.

Fernando Luján, vicesecretario general de Política Sindical de UGT, defiende el acuerdo, que cataloga como “muy positivo” para trabajadores y pensionistas.

Recuerda que las mutuas son “entidades de derecho público; no me parece ni razonable ni progresista no velar por la salud de las personas trabajadoras”. También apunta que la CEOE avala el acuerdo, en referencia al rechazo del PP:

Carlos Bravo, secretario de Protección Social y Políticas Públicas de CC OO, insiste:

Asegura que este pacto no gusta especialmente a la patronal de las mutuas, AMAT, precisamente por esa mayor utilización de recursos de estas entidades.