Turbulencias en Francia: causas y enseñanzas para España
La tormenta financiera que se cierne sobre Francia no parece amainar. En declaraciones recientes, el propio portavoz del Gobierno galo no excluyó la eventualidad de una crisis a la griega, haciendo eco a la desconfianza de los ahorradores que ahora exigen una prima de riesgo próxima a la que soporta la deuda pública del país heleno, y consistentemente superior a la de España.
Es poco probable que la sangre llegue al río: todo apunta a una sobrerreacción de los mercados ante una situación política turbulenta, con un ejecutivo en gran dificultad para consensuar medidas correctivas. Un acuerdo alejaría rápidamente los peores augurios incluso si el ajuste fuera suave, ya que la economía francesa no afronta en absoluto un problema de solvencia sino de indefinición de su estrategia.
Errores de política fiscal
Los errores de política fiscal tienen un coste elevado. El presidente francés, Emmanuel Macron, emprendió su primer mandato recortando impuestos con el objetivo de estimular el crecimiento. Si bien el peso de la recaudación ha disminuido, el crecimiento se ha ido distanciando de la media europea: Francia capeó la crisis financiera mejor que la mayoría de socios comunitarios mientras que países como España se adentraban en la recesión. El periodo posterior a los recortes tributarios, por el contrario, se caracteriza por un comportamiento discreto de la economía y con síntomas de pérdida de competitividad, como lo evidencia el creciente déficit exterior de Francia tanto dentro del mercado único como fuera de Europa.
Gasto público ineficaz
Elevar el gasto público sin proceder a reformas de estructura está siendo ineficaz ante el debilitamiento coyuntural, y no sirve para restañar las brechas sociales. El todopoderoso Estado francés gasta el 57% del PIB, récord absoluto del ranking europeo. Esto es 7,5 puntos más que la media europea, y 11,5 por encima de España (con datos de 2023). Sin embargo, el hiperactivismo fiscal no se ha acompañado de mejoras en el funcionamiento de las administraciones ni de adaptaciones institucionales, lo que contribuye a explicar el escaso efecto multiplicador en la economía. La paradoja es que la acción pública no consigue disipar el malestar social pese a su elevado coste presupuestario.
Lecciones para España
La experiencia francesa aporta algunas enseñanzas relevantes para España.
- Los errores de política fiscal tienen un coste elevado.
- Elevar el gasto público sin proceder a reformas de estructura es ineficaz.
- Es preferible proceder a reformas dilatadas en el tiempo y aplicadas en momentos de auge coyuntural que bajo la presión de los mercados.
En un contexto geopolítico de activismo fiscal, es relevante plantear una respuesta a la altura de las circunstancias. Esto solo es posible cuando los desequilibrios presupuestarios son todavía asumibles.
Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas: "Todo ello debería inspirar una reflexión acerca del impacto del fuerte tirón del consumo público observado estos últimos años en España".
El bono del Tesoro francés con vencimiento a diez años cotiza 83 puntos por encima de la referencia alemana, frente a un diferencial (o prima de riesgo) cercano a 50 puntos observado antes de las elecciones del verano. Por el contrario, la prima de riesgo que soporta la deuda española ha descendido ligeramente, hasta posicionarse netamente por debajo de la francesa. Italia registra una tendencia aún más favorable, si bien en este caso la prima de riesgo se mantiene como la más elevada entre los miembros de la moneda única.