Venezuela pone un pie en Wall Street tras el alivio de sanciones

La flexibilización de las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos abre la puerta a una reestructuración de la deuda venezolana y un aumento de la producción petrolera.

Desde hace más de una semana, Alejandro Arreaza, economista del banco de inversión Barclays, ha estado trabajando incansablemente para analizar las implicaciones del reciente anuncio del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que permite transacciones relacionadas con el sector petrolero y gasista venezolano durante los próximos seis meses.

"Nadie esperaba un relajamiento de sanciones tan amplio como el que se dio", afirma Arreaza.

Esta decisión se produce en un contexto de creciente demanda de fuentes alternativas de petróleo para reducir la dependencia de Rusia y aliviar los precios del combustible a escala internacional. Además, el gobierno venezolano se ha comprometido a celebrar elecciones el próximo año, lo que ha generado presión para mejorar la situación económica.

Si bien los fondos y bancos estadounidenses aún no pueden comprar bonos de deuda venezolanos, sí pueden adquirir bonos antiguos en el mercado secundario. Esto ha inyectado vida en los valores, que han subido de precio tras el anuncio.

Un comité que representa a los tenedores de bonos espera que las medidas tomadas por Estados Unidos y los compromisos de la Administración de Maduro y la oposición venezolana conduzcan a una reestructuración ordenada de la deuda.

El petróleo como motor de la economía

Venezuela posee el 18% de las reservas mundiales de petróleo, pero su producción actual es similar a la de Ecuador, que tiene reservas mucho más pequeñas. Wall Street confía en que el aumento de la producción petrolera supondrá un impulso para la economía venezolana, que atraviesa una grave crisis humanitaria.

"Existe la expectativa de que, sin tanta inversión, se podría obtener algo de petróleo, que quizás extraer 500.000 barriles al día pudiera saltar a 700.000 o hasta un millón muy rápidamente", explica Steve Bodzin, reportero especializado en el mercado de renta fija de la región andina.

Se estima que un aumento en la producción petrolera equivalente al 8% del Producto Interno Bruto (PIB) podría tener un impacto significativo en la economía venezolana. Sin embargo, la capacidad de la empresa estatal para extraer y producir crudo se ha deteriorado, lo que limita su potencial como alternativa energética para Occidente.

La estadounidense Chevron recibió una licencia para operar en Venezuela hace un año, y se espera que sea la principal responsable del aumento de la producción.

Incertidumbre política

A pesar del optimismo del mercado, Arreaza advierte que Venezuela sigue siendo una apuesta política y que el futuro de la producción petrolera dependerá en gran medida de la situación política.

"Yo sería un poco más cuidadoso. Yo creo que todavía queda mucha tela por cortar y Venezuela, en este momento, sigue siendo esencialmente un a apuesta política. Mucho dependerá de lo que pase en el plano político", concluye.