El misterio detrás de "Seven": Un clásico del cine que cumple 30 años

David Fincher, director conocido por su peculiar estilo en el género thriller, presentó al mundo en 1995 una película que cambiaría para siempre la historia del cine: "Seven". Con su temática oscura y perturbadora, esta cinta se ha convertido en un referente dentro del género, fascinando y horrorizando al público por igual.

La génesis del mal

El guion original de "Seven" fue escrito por Andrew Kevin Walker en 1991, fruto de su propia experiencia de vivir en la sombría ciudad de Nueva York. Inspirado por los pecados capitales, Walker creó una historia donde un asesino en serie comete crímenes horrendos basados en cada uno de ellos.

El dúo detectivesco

La película sigue la investigación de dos detectives: William Somerset (Morgan Freeman), un veterano a punto de jubilarse, y David Mills (Brad Pitt), un joven recién llegado a la ciudad. Juntos, se enfrentan a una serie de asesinatos brutales y deben desentrañar los oscuros motivos del asesino.

El impacto psicológico

"Seven" no solo es un thriller policial, sino también una exploración profunda de la depravación humana. La ciudad sin nombre, siempre sumida en la lluvia y la oscuridad, refleja el ambiente lúgubre y desesperanzador que impregna la historia. El propio Somerset lo resume: "No creo que pueda seguir viviendo en un lugar que abraza y nutre la apatía como si fuera una virtud".

El final que sacudió al público

El final de "Seven" es considerado uno de los más impactantes en la historia del cine. Sin revelar demasiado, la culminación de la investigación lleva a un giro inesperado y desgarrador que deja al espectador profundamente afectado. Este final se ha convertido en un elemento icónico de la película, lo que la ha hecho perdurar en la memoria colectiva.

Un legado duradero

Treinta años después de su estreno, "Seven" sigue siendo una película reverenciada por su intensidad, su exploración de temas oscuros y su magistral ejecución. Ha inspirado innumerables obras posteriores y ha cimentado la posición de David Fincher como uno de los grandes directores del cine contemporáneo. Su relevancia artística y cultural sigue vigente, cautivando a nuevas generaciones de espectadores.