Carlos Ferrando, uno de los pioneros más reconocidos de la prensa rosa en España, fallece a los 76 años, según informan medios nacionales. Su muerte ha dejado un profundo vacío en el mundo del periodismo del corazón, donde Ferrando es considerado una figura icónica. Aunque vivía retirado de los focos mediáticos desde hace algunos años, seguía siendo un referente en la crónica social, apareciendo esporádicamente en programas de televisión para comentar los acontecimientos más destacados del mundo de la farándula.

Ferrando, quien recientemente se había sometido a una operación para tratar una hernia discal, fue encontrado en su domicilio en estado de deshidratación y con el pulso muy débil. Según reportan fuentes cercanas al periodista, fue la actriz Alejandra Grepi quien, preocupada por la falta de respuesta de Ferrando a las llamadas de sus amigos, decidió ir a su casa y fue quien lo halló en tan delicado estado. Aunque se hicieron esfuerzos por reanimarlo, los servicios de emergencia no lograron salvar su vida.

El cuerpo del periodista fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se le realizará una autopsia para determinar las causas exactas de su muerte. Mientras tanto, sus amigos más cercanos, entre ellos la propia Alejandra Grepi y el presentador de televisión César Heinrich, ya han expresado su pesar por la pérdida a través de redes sociales. Grepi, en particular, compartió un emotivo mensaje en Instagram, recordando los muchos años de amistad que compartieron y lamentando no haber podido despedirse de su querido amigo.

Carlos Ferrando nació en Cartagena y desde joven mostró un interés por el mundo del espectáculo y la comunicación. A los 20 años se trasladó a Madrid, donde comenzó su carrera como secretario personal de la actriz Esperanza Roy. Este trabajo le permitió entrar en contacto con grandes figuras del cine y la televisión, lo que eventualmente lo llevó a convertirse en jefe de prensa de estrellas como Ana Belén y Pedro Almodóvar.

A pesar de haberse retirado de la vida pública en los últimos años, Ferrando seguía siendo un nombre de referencia en la prensa rosa. Su influencia es innegable, y muchos periodistas que hoy destacan en este ámbito reconocen haber sido inspirados por su trabajo. Ferrando fue uno de los primeros en escribir y hablar sobre las estrellas del espectáculo tal como lo hacía en la vida real, sin filtros ni adornos, algo que en su momento fue revolucionario.

La muerte de Ferrando ha dejado un profundo impacto no solo en sus amigos y colegas, sino también en la audiencia que lo seguía fielmente. Su estilo inimitable y su personalidad arrolladora lo convirtieron en una figura querida y respetada, tanto dentro como fuera de los medios de comunicación. César Heinrich, uno de sus amigos más cercanos, expresó en redes sociales su incredulidad ante la noticia, afirmando que todavía espera recibir una llamada de Ferrando para comentar lo último que había visto en televisión.

La despedida de Carlos Ferrando se está organizando entre sus amigos más íntimos, ya que, según se informa, la relación con su familia era prácticamente inexistente. El periodista tenía un hermano y una sobrina, pero el distanciamiento era tal que se desconoce si serán ellos quienes se encarguen de sus restos mortales. En cualquier caso, sus amigos ya han manifestado su disposición para hacerse cargo de las exequias y rendirle el homenaje que merece.

La trayectoria de Carlos Ferrando en el periodismo del corazón es un legado que difícilmente será olvidado. Su contribución a la crónica social marcó un antes y un después en el modo de hacer este tipo de periodismo en España. A lo largo de su vida, Ferrando no solo informó sobre la vida de las celebridades, sino que también ayudó a definir cómo se contaban estas historias, influenciando a toda una generación de periodistas.

Su muerte pone fin a una era en la prensa rosa, pero su legado seguirá vivo en la memoria de todos aquellos que lo conocieron y admiraron su trabajo. Carlos Ferrando se ha ido, pero su huella en el periodismo y en la televisión española permanecerá imborrable.