Cuestión de peso vuelve a la televisión argentina: ¿cómo se adaptará a los nuevos tiempos?

Después de cuatro años fuera del aire, Cuestión de peso regresa a la pantalla de eltrece a partir de mayo, conducido por Mario Masaccessi. El programa, que supo abordar la problemática de la obesidad desde la televisión abierta, vuelve para reforzar las tardes del canal comandado por Adrián Suar. Históricamente cuestionado por diversas polémicas, todas las miradas están puestas en cómo llevarán adelante el programa en tiempos de corrección política.

Un programa con historia

Cuestión de peso debutó en 2006 con la conducción de Andrea Politti. Con el médico Alberto Cormillot a la cabeza, junto con un equipo de profesionales de la salud, trataban a pacientes que necesitaban descender de peso. Con una estructura de talk show basado en las historias de vida contadas en primera persona, el objetivo siempre fue cambiar las conductas alimentarias de los participantes.

La idea original de la productora Endemol era replicar el modelo de Gran Hermano con participantes con obesidad, pero por distintos motivos no prosperó. Luego de varias idas y vueltas, se llegó al formato conocido por todos.

Éxito y polémicas

Conducido por Politti, luego por Claribel Medina, Fabián Doman y Mariano Peluffo, respectivamente cada etapa del reality tuvo lo suyo. Con las dos primeras temporadas, Cuestión de peso vivió su época de gloria.

El reality tiene en su haber algo pocas veces visto: lograr impulsar una ley. En 2008, la Ley de Trastornos Alimentarios fue sancionada en el Congreso, en gran parte por la visibilidad mediática que le dio el ciclo que se montó al hombro la campaña con dos marchas multitudinarias, obligando a que las obras sociales y prepagas consideren al sobrepeso como una enfermedad, debiendo otorgar tratamiento a quienes la padecen.

Pero como todo ciclo de televisión, parte de la fórmula que lo hizo exitoso fue el entretenimiento. En pos de los golpes de efecto, muchas veces la producción apeló a situaciones que fueron cuestionadas. Los roces de la convivencia entre los pacientes estuvieron siempre expuestos: desde peleas por quién se comió la última fruta, o a cuestiones más graves como el participante que ingirió papel para saciar su apetito.

Uno de los episodios que causó más polémica fue cuando hicieron correr sobre una cinta a los concursantes, al borde de una pileta llena de fuego y quien no sostenía la resistencia extrema estaba “expuesto a caer”.

Si bien el programa le cambió la vida a muchos participantes, que lograron bajar de peso, otros tuvieron un triste final. Maxi Oliva, el primer ganador de Cuestión de peso que logró bajar más de 100 kilos, años después falleció. En 2010, al alcanzar los 250 kilos, Oliva había denunciado al equipo de Cormillot por abandono de persona, pero tiempo después se retractó. En 2017 en medio de un operativo de 70 personas entre bomberos y personal especializado que tuvieron que sacarlo de la cama en la que estaba postrado. Si bien pudo salir adelante, con el paso del tiempo tuvo varias recaídas y su peso fue subiendo hasta llegar a los 500 kilos y respirar con asistencia mecánica.

La contracara de esta historia es Alejandro Gerez, el joven de 20 años que llegó al reality en 2012 con 140 kilos, bajó su peso a la mitad y hoy, con 85 es profesor.

El desafío de la renovación

Tras catorce temporadas al aire, el gran desafío que tiene por delante Cuestión de peso es renovarse en un momento en donde se ve de manera crítica hablar del cuerpo de los otros. Tendrá que poner el foco en la salud, más que en el show televisivo, para no quedar cancelado en tiempos donde la corrección política se llevó puesto a más de uno.

Para esta nueva edición, la producción del programa junto a los profesionales que llevarán adelante los tratamientos están debatiendo de qué manera tratar a los participantes. “En este momento, en la sociedad estamos en el otro extremo, desde la ciencia me hace ruido que una persona en traje de baño con una obesidad severa quede expuesta en televisión”, le dijo Sergio Verón a LA NACIÓN. “Nosotros ahora esto lo pusimos en cuestionamiento. Inclusive cambió la mirada nuestra como profesionales, estamos pensando en la posibilidad de que las personas puedan decir que no tienen ganas de ser pesadas en la balanza. Hay otros estudios que analizan la composición corporal de alguien y nosotros podemos evaluarlo de otra manera”, reflexionó el profesional médico.