Dr. Shenka y la fama: un reconocimiento que cambió su vida
En el panorama del rock y ska mexicano, pocas bandas han alcanzado el éxito y reconocimiento de Panteón Rococó. Sus giras, álbumes y canciones emblemáticas les han convertido en un referente de la cultura musical del país. Sin embargo, la fama no siempre es fácil de digerir, como ha reconocido el vocalista de la banda, Dr. Shenka.

El impacto de la fama
En una reciente entrevista, Panteón Rococó rememoró cómo sus vidas cambiaron con el creciente reconocimiento. Shenka reveló que la fama nunca estuvo en sus planes, ya que su única motivación era disfrutar de la música. Sin embargo, el éxito de su icónica canción "La Carencia" les catapultó al estrellato.
La fama trajo consigo una gran exposición pública. Ya no eran unos desconocidos, sino que eran detenidos en la calle para pedirles autógrafos y fotografías. Incluso su privacidad se veía afectada, ya que eran molestados en sus propios hogares.
El apodo «Dr. Shenka»
Esta situación desestabilizó emocionalmente a Shenka, quien decidió crear un apodo para lidiar con la fama y sus consecuencias. Así nació «Dr. Shenka».
«En una terapia que tuve en ese entonces decidí crearme el apodo de Dr. Shenka para dirigir hacia allá los aplausos y las mentadas de madre. Funcionó un momento», explicó Shenka.
El apodo le permitía separar su vida personal de su faceta pública, protegiéndose así del escrutinio constante.
Reflexiones sobre la fama
Shenka reconoció que la fama puede ser un arma de doble filo. Si bien proporciona reconocimiento y oportunidades, también puede invadir la privacidad y generar presión.
El vocalista aconsejó a los artistas emergentes que estén preparados para los desafíos que conlleva la fama y que encuentren mecanismos para proteger su bienestar emocional.
Panteón Rococó continúa su exitosa trayectoria, pero Shenka nunca olvida las lecciones aprendidas en sus primeros años de estrellato. La fama puede ser embriagadora, pero también es importante mantener los pies en la tierra y nunca perder el enfoque de lo que realmente importa: la música.
Fuente: Milenio