Eddie Redmayne: “Aún no me creo que me paguen por hacer esto”
El actor encarna al camaleónico y escurridizo asesino a sueldo Chacal en una serie que estrena SkyShowtime
Eddie Redmayne (Londres, 42 años) creció teniendo muy presente a Chacal, el asesino a sueldo creado por el novelista británico Frederick Forsyth que Fred Zinnemann llevó al cine en 1973. Aquella película era una de sus favoritas cuando era un niño. Por eso, cuando en el buzón de entrada de su correo aparecieron los guiones de los tres primeros capítulos de la serie que recuperaba al personaje sintió un poco de miedo. “No quería que destrozaran algo que adoraba”, confiesa. Pero la versión que ahora firma el guionista irlandés Ronan Bennett le atrapó. “Me engancharon, solo quería saber qué venía a continuación, es el tipo de televisión que me gusta ver. También me pareció que sería interesante interpretar a un enigma que se va desvelando a lo largo de 10 horas”, decía Redmayne en una entrevista con EL PAÍS este miércoles en un hotel de Madrid.
Con The Day of the Jackal (Chacal), que SkyShowtime estrena el viernes 6 de diciembre, el ganador del Óscar en 2015 por interpretar a Stephen Hawking en La teoría del todo regresa a la televisión, un medio en el que solo había participado, hace más de una década, en miniseries británicas como Los pilares de la Tierra o Birdsong. Para esta serie, ya renovada para una segunda temporada, se mete en la piel de un camaleónico y escurridizo asesino a sueldo que protagoniza un peculiar juego del gato y el ratón con una agente del MI6 británico que trata de darle caza cueste lo que cueste. “El Chacal es casi como un actor en el sentido en que cambia su apariencia, cómo habla, cómo se mueve… Tiene pasión por lo que hace, dedica su vida a ello de la misma forma que muchos actores hacemos. Me siento identificado con muchas de esas características de él, mucho más que en otros personajes que he interpretado. Normalmente, cuando hago un papel, me acerco al personaje, y esta vez ha sido al contrario, he acercado el personaje hacia mí”, explica.
El actor no oculta que prepararse para interpretar a un asesino fue emocionante y muy divertido. Trabajó junto al exmilitar, y ahora asesor de películas y series, Paul Biddiss. Con él fue a Bisley, el mayor campo para entrenamiento de tiro de Reino Unido, donde le enseñaron a disparar a dos kilómetros de distancia y los condicionantes matemáticos y físicos que hay que tener en cuenta para ello. “También me enseñó a rastrear personas usando retrovisores de coches, reflejos en las ventanas de las tiendas… Fuimos a Covent Garden, en el centro de Londres, y me enviaba whatsapps con gente que tenía que seguir y luego me mandaba fotos de gente que me estaba siguiendo. Yo pensaba que lo estaba haciendo bastante bien y que estaba siendo discreto, hasta que un turista chino me pidió un selfi y me di cuenta de que quizás no era tan bueno en eso como pensaba”, cuenta el actor.
En la historia original de Chacal, el asesino tiene como misión acabar con el entonces presidente francés, Charles de Gaulle, mientras un detective profesional trata de identificar y detener al criminal. La serie usa aquellos mimbres pero se aleja de aquella historia y cambia los personajes para que la coprotagonista, Bianca Pullman, interpretada por Lashana Lynch, no sea una persona intachable, sino que se vale de métodos cuestionables en su persecución. Y en este caso, el objetivo será un multimillonario relacionado con el mundo de la tecnología al estilo Elon Musk.
“En el libro y la película originales, el Chacal es el antagonista, el malo, mientras que el detective y De Gaulle representan el bien. Lo que me parece interesante de esta actualización es que cada personaje se mueve con códigos morales grises. En Bianca ves los saltos morales que toma para cumplir su misión y que causan daños colaterales. Incluso en el objetivo, su nueva tecnología apuesta por la transparencia, lo que podría ser algo interesante, pero hay una megalomanía en él que también te hace cuestionarte al personaje. En lugar de ser todo blanco o negro, hay muchos más grises en esta adaptación”, argumenta el actor.
Cuando Chacal no está en alguna de sus misiones, se refugia en su enorme casa situada en Cádiz, donde le espera su esposa, interpretada por una Úrsula Corberó con acento andaluz. Para ella, Redmayne solo tiene buenas palabras: “Es extraordinaria, una actriz muy instintiva. A un personaje que era más plano en el papel le ha aportado su energía, su inteligencia, su pasión y ha creado un personaje muy intrigante”, dice Redmayne. Las escenas que transcurren en España se rodaron en realidad en Croacia, país que, junto a Hungría, acogió buena parte de la grabación de la serie.
Eddie Redmayne asegura que elige sus papeles guiándose por su instinto. “Cuando estás leyendo un guion y empiezas a sentir en tu estómago como si te estuvieras poniendo malo te das cuenta de que tienes que interpretar ese papel y te entra un poco de ansiedad por hacerlo… Me gusta retarme e ir en diferentes direcciones. Intento no tener miedo al fracaso”, dice. Ríe cuando se le pregunta si la preparación concienzuda de un papel no puede llevar a un actor a la obsesión. “En este caso, fueron nueve meses de rodaje, y yo era también productor, estaba fuera de casa… así que, sí, que fue bastante obsesivo. Quizá uno de los motivos por los que me eligieron era que compartía esa cualidad con Chacal, la obsesión. Podía estar rodando todo el día y luego llegar al fin de semana y ponerme a trabajar con los guiones o tener reuniones o dialogar con los directores. Fue un trabajo intenso y riguroso, pero ha sido muy satisfactorio usar todos los recovecos de mi cerebro”.
Además del cine y la televisión, Eddie Redmayne no ha abandonado en su carrera el teatro. De hecho, en contraste con el hermético e impenetrable Chacal, el otro personaje al que ha estado vinculado en los últimos años ha sido el maestro de ceremonias de Cabaret, a quien ha dado vida sobre las tablas tanto en Londres como en los escenarios de Broadway en Nueva York. “No me ha sido complicado moverme entre esos dos extremos porque son papeles que demandan cosas muy diferentes de mí. De hecho, una de las primeras producciones que vi de Cabaret en mi vida fue en Madrid, en español, hace muchos muchos años. Ese personaje, para mí, representa el alma de Berlín de ese periodo, me interesaba lo artístico y el aspecto físico de las películas expresionistas alemanas de los años treinta y los bailes de ese periodo. Con Chacal, aunque constantemente cambie su aspecto, el reto era muy diferente. Estuvo bien interpretar a alguien con más mundo interior en lugar de tan extrovertido”, dice.
“Es como unirse a un circo, como vivir una locura. Trato de llevar una vida con cierta normalidad que me permita tener cierta consistencia con mi esposa, mis hijos, mi familia… Y eso es complicado, porque cuando estás trabajando, es un trabajo que te absorbe totalmente. Pero lo mejor es que ser actor no es un trabajo, es lo que hacías cuando eras niño y te daba mucha felicidad. Y ahora sigo pellizcándome, aún no me creo que me paguen por hacer esto. Es como si algo estuviera mal”, concluye.