El desolador secuestro de un niño camino a la escuela

El secuestro de un joven en una metrópolis, en un día cualquiera, mientras se dirigía al colegio, fue un tema recurrente en la ficción audiovisual de los años 90, probablemente influenciado por el éxito de la adaptación de "No sin mi hija", el best seller de Betty Mahmoody y William Hoffer, en el que la autora narra su experiencia intentando regresar a Estados Unidos con su hija desde Teherán, donde la familia del padre pretendía retenerla.

Un drama conmovedor

La miniserie "Eric", de Netflix, rescata esta temática de forma estremecedora y peculiar, presentando un matrimonio bohemio en ruinas. El elenco principal, interpretado por Benedict Cumberbatch y Gaby Hoffmann, brilla con intensidad, encarnando a una pareja al borde del abismo.

Vincent, el personaje de Cumberbatch, es un inventor de un exitoso programa de marionetas similar a los Muppets, mientras que Cassandra, interpretada por Hoffmann, es una artista atormentada que se aleja cada vez más del mundo. Sus discusiones nocturnas revelan la profunda insatisfacción que los corroe.

El arte como refugio

En medio de este caos familiar, su hijo Edgar, un niño sensible y creativo, encuentra refugio en la creación de un títere gigante llamado Eric. Siguiendo los pasos de su padre, Edgar plasma en esta obra su rabia e impotencia ante la discordia de sus progenitores.

La desaparición de Edgar, camino a la escuela, se convierte en un detonante para Vincent, quien se obsesiona con la idea de que el regreso de su hijo está ligado a la aparición del títere en el programa que él creó. Su obsesión adquiere un matiz perturbador, difuminando los límites entre la realidad y la fantasía.

Más allá del secuestro

La serie explora hábilmente los recovecos de la condición humana, trascendiendo el mero hecho del secuestro. Denuncia la desigualdad en el tratamiento policial de los niños desaparecidos según su raza y expone la falta de empatía de la sociedad ante el dolor ajeno.

A pesar de su trama compleja y sus múltiples capas narrativas, "Eric" mantiene al espectador cautivado gracias a su magnífico reparto y su factura impecable. La historia de este matrimonio en crisis, el secuestro de su hijo y el poder del arte como vía de escape se entrelazan magistralmente, ofreciendo una experiencia televisiva conmovedora y profundamente humana.