El hombre en la silla: Una ventana al pasado flamenco en el siglo XIX
El Museo de Bellas Artes de Amberes, Bélgica, alberga una obra maestra que parece desafiar el tiempo: "Hombre en una silla" (título original: "De man in de stoel"), del pintor belga Henri de Braekeleer. Esta pintura, creada con la técnica del óleo, mide 79 x 63 cm y es un brillante ejemplo del renacimiento de la tradición flamenca en pleno siglo XIX.
Con un detallismo impresionante, un uso magistral del color y la luz, de Braekeleer nos transporta a una época pasada. La escena retrata a un hombre anónimo sentado en una silla del siglo XVII, dentro de lo que parece ser una sala de conferencias del museo Brouwershuis de Amberes, un lugar históricamente vinculado al gremio de cerveceros.
La decoración de la pared, forrada en cuero dorado, da testimonio del poder económico de este gremio. Además, la presencia de la estatua de San Arnulfo, patrón de los cerveceros, añade un toque histórico y simbólico. Este santo aconsejaba, en tiempos de brotes de enfermedades, beber cerveza en lugar de agua, debido a los peligros de las aguas contaminadas.
Henri de Braekeleer, un nostálgico del pasado de su ciudad, descubrió este edificio y lo utilizó como escenario recurrente para sus composiciones históricas. Según sus cartas, prefería pintar en el lugar y con modelos en vivo, lo que le permitía garantizar la autenticidad de sus obras.
Era su manera de rendir homenaje a los maestros que tanto admiraba, como Vermeer y van Eyck, y demostrar su propio talento, que no tenía nada que envidiarles. Si observamos de cerca al hombre de la pintura, su expresión melancólica y cansada podría ser un reflejo del propio Braekeleer. El artista atravesó episodios de depresión tan profundos que en algunos periodos dejó de pintar.
Quizás esta figura solitaria sea una especie de autorretrato, en el que el pintor plasmó no solo una escena del pasado, sino también una ventana a su estado emocional.