Erika Buenfil reflexiona sobre los límites en los roles de villana: ¿dónde traza la línea?
Erika Buenfil, una figura icónica en el mundo del entretenimiento mexicano, está generando conversación al revelar los motivos detrás de su rechazo a ciertos roles de villana. En una entrevista reciente con Gaby Meza en el programa de YouTube «Hablando de cine con», Buenfil profundizó en su proceso de selección de personajes, destacando la importancia de la conexión personal y la congruencia con su imagen pública. Actualmente, la actriz se encuentra promocionando la serie de Netflix «Bienvenidos a la familia», donde comparte créditos con Marimar Vega.

El dilema de la villanía: ¿hasta dónde llegar?
Según informa Milenio Entretenimiento (2024), Buenfil ha recibido numerosas ofertas para interpretar villanas a lo largo de su carrera. Sin embargo, la actriz ha sido selectiva, priorizando aquellos roles que no comprometan sus valores ni la imagen que desea proyectar a su audiencia. En la entrevista, Buenfil explica que, si bien valora la versatilidad actoral, existen ciertos límites que no está dispuesta a cruzar. «Hay cosas que me ofrecieron que tal vez no me encantaban por el tipo de comunicación que tengo ahora con el público», comentó la actriz, reflejando una profunda consideración por la percepción de su audiencia.
La actriz está actualmente explorando nuevas oportunidades en plataformas de streaming, lo que le permite diversificar su trabajo y participar en proyectos que antes no estaban disponibles debido a su contrato de exclusividad con una televisora. Según la entrevista en «Hablando de cine con», estas nuevas plataformas le han abierto un abanico de posibilidades, aunque sigue siendo cautelosa al elegir roles que se alineen con sus principios.

El papel rechazado: una villana con límites éticos
Buenfil relata que rechazó un papel específico donde su personaje obligaba a otro a someterse a un aborto. «Me ofrecieron una en la que el personaje tenía muchos problemas, terminaba obligando a un aborto… Como que nada tenía que ver», explica. Esta decisión subraya su compromiso con la integridad personal, incluso a costa de explorar personajes complejos. La actriz enfatiza que, aunque podría interpretar el papel técnicamente, el sufrimiento emocional que le causaría sería contraproducente. «Por más actriz, en lugar de hacerlo bien voy a estar sufriendo porque no es una imagen que quiero dar. Ese tipo de villanas sí me costarían un poquito más de trabajo», reflexionó Buenfil.
La decisión de Buenfil resuena con muchos actores que luchan con la disyuntiva entre el arte y la ética. Gaby Meza validó su postura, señalando que «No significa que el actor no quiera explorar una versatilidad, son simplemente temas en los que no quieres involucrarte». La conversación pone de manifiesto cómo los actores deben navegar no solo las exigencias del guion, sino también sus propias convicciones personales y la respuesta del público. Buenfil concluye que, en general, está abierta a explorar una amplia gama de personajes, pero ciertos temas son simplemente inaceptables para ella.
Consideraciones éticas en la interpretación de roles antagónicos
La reflexión de Erika Buenfil abre un debate interesante sobre la responsabilidad del actor al interpretar personajes moralmente cuestionables. ¿Hasta qué punto un actor debe separar su persona del personaje? ¿Existe un límite ético que no debe cruzarse? Estas son preguntas que muchos intérpretes se plantean al enfrentarse a roles antagónicos.
La sociedad actual, cada vez más sensibilizada con temas como el maltrato infantil y la violencia de género, demanda una mayor responsabilidad por parte de los creadores de contenido. En este contexto, la decisión de Erika Buenfil de rechazar ciertos roles de villana se alinea con una creciente conciencia social sobre la importancia de promover valores positivos y evitar la banalización de la violencia.
Erika Buenfil: más allá de la actuación
La trayectoria de Erika Buenfil demuestra que es mucho más que una simple actriz. Su compromiso con la integridad personal, su conexión con el público y su capacidad para generar conversaciones relevantes la convierten en una figura influyente en el mundo del entretenimiento latinoamericano.
Al rechazar roles que considera moralmente cuestionables, Buenfil no solo está protegiendo su imagen pública, sino que también está enviando un mensaje claro a la industria del entretenimiento: el arte no justifica cualquier medio y es posible crear historias impactantes sin necesidad de recurrir a la violencia gratuita o la banalización de temas sensibles.
La decisión de Erika Buenfil es un ejemplo de cómo los artistas pueden utilizar su plataforma para promover valores positivos y generar un impacto social positivo.