Estocolmo, Suecia.
La princesa Brígida de Suecia, hermana del rey Carlos Gustavo, falleció el pasado miércoles a los 87 años en Santa Ponça (Mallorca, España), donde tenía fijada su residencia desde los años noventa, según ha informado la casa real del país escandinavo.
En Suecia, el país natal de la princesa, el monarca escandinavo y hermano de la fallecida, al conocer la noticia la tarde del 4 de diciembre, emitió un sentido comunicado: “Con gran tristeza he recibido hoy la noticia del fallecimiento de mi hermana, la princesa Brígida. Mi hermana era una persona pintoresca y franca a la que echaremos profundamente de menos mi familia y yo. Junto con toda mi familia, envío hoy mis condolencias a los hijos y nietos de la princesa Brígida”.
Nacida el 19 de enero de 1937 en el castillo de Haga, cerca de Estocolmo, Brígida fue la segunda hija del príncipe heredero al trono Gustavo Adolfo y la princesa Sibila de Sajonia-Coburgo-Gotha.
Estuvo casada con el noble alemán Johann Georg von Hohenzollern-Sigmaringen, quien fue director de las colecciones de arte estatales de Baviera en Múnich (Alemania). La pareja tuvo tres hijos: Carl Christian, Désirée y Hubertus.
“La princesa Brígida se mudó a mediados de los 90 a Mallorca, donde pudo vivir cerca de la naturaleza, las montañas y la luz”, se resalta en una larga nota biográfica, publicada en la página web de la casa real de Suecia.
Desde su primera visita a las islas Baleares se enamoró del lugar y se prometió que algún día fijaría su residencia allí. Lo hizo. Brígida de Suecia se alejó de la corte, los compromisos reales y de las bajas temperaturas de su país natal y se asentó en la isla balear.
Allí, su vida estuvo ligada al golf, deporte al que era muy aficionada; a los grandes eventos sociales con la gente más destacada de la isla y a las playas. Además, cada mes de diciembre, asistía al concierto de Santa Lucía organizado por la comunidad sueca de la isla.
Tal era el amor que Brígida sentía por Mallorca que cuando le pilló el estado de emergencia del coronavirus en su país natal confesó al diario sueco Expressen que solo pensaba en volver a España.
Las banderas ondean a media asta en el Palacio de Drottnigholm y en el palacio de Haga en señal de duelo por el fallecimiento de la princesa Brígida.