Familia de medianoche: Una mirada a los héroes invisibles de la Ciudad de México
Un retrato descarnado de la realidad
El drama detrás de las sirenas
Con un sistema hospitalario al borde del colapso, las ambulancias privadas han encontrado una oportunidad. Guiados por los escáneres de la policía, llegan a los lugares de los hechos y recogen a los «pacientes» para trasladarlos a hospitales privados a cambio de una tarifa. Sin embargo, por su situación irregular, no siempre reciben su cuota y son víctimas de extorsiones por parte de la policía.
A pesar de las dificultades, muchos paramédicos se sienten orgullosos de su trabajo. Son conscientes de que brindan un servicio esencial a la comunidad, especialmente en una ciudad donde la atención médica oportuna puede ser difícil de conseguir. Como dice Renata Vaca, quien interpreta a Marigaby, una estudiante de medicina que salva vidas por las noches junto a su familia a bordo de una ambulancia del servicio privado: «Es complejo darnos cuenta de esta realidad y creo que hay que poner la mirada ahí».
Diego Calva, quien interpreta al hermano mayor de esta familia de héroes nocturnos, destaca la importancia de mostrar al mundo que cuando no se cuenta con el apoyo oficial, la sociedad civil siempre responde: «Si sabemos que no va a venir la ambulancia oficial, hay mucho poder en nuestras manos como sociedad. Juntos podemos hacer una camilla y subirnos a la ambulancia».
El elenco: Preparándose para la acción
«Aprendimos a manejar una ambulancia y a trabajar en equipo», explica Joaquín Cosío, quien interpreta al patriarca de la familia de paramédicos. «La producción se preocupó de que estuviéramos bien entrenados y esperamos que eso se refleje en la serie».
La serie nos adentra en el caos de la ciudad. A bordo de la ambulancia de los Tamayo, somos testigos de un trabajo coordinado, a su manera, con el objetivo de salvar vidas. Desde el drama familiar, se aprecia el drama colectivo. La serie nos enfrenta a momentos tan dolorosos como el terremoto de 2017, donde cientos de personas perdieron la vida, y donde la ayuda del servicio médico y la sociedad civil fue fundamental.
En el caso de Diego, además de aprender lo básico de la labor de un paramédico, tuvo que aprender a rapear. «Estaba muy ansioso, trabajé con un rapero, fue una cosa completamente nueva», comenta. «Y en el caso de la ambulancia, la manejada, fue tremendo sentir esa adrenalina que sienten los paramédicos cuando traen a alguien que está gritando de dolor».