El venerado escritor argentino Guillermo Saccomano nos regala su nueva novela, "Mirlo", donde se reencuentra con seres queridos que ya no están, como le ha pasado a él desde hace tiempo.
Un viaje hacia los recuerdos y el vacío
Saccomano, maestro de la narrativa, bucea en su pasado para sanar heridas, para recordar cómo eran aquellos que ya no están, para saber quiénes fueron con él y él con ellos. El vacío que dejan los que se van se llena con la memoria, con el recuerdo de lo que fueron y de cómo nos relacionamos con ellos.
La muerte de dos íntimos amigos, "El francés" y "Juan", fue el punto de partida para que Saccomano se sumergiera en este viaje literario a través de sus amistades. Amigos que se convirtieron en familia, que compartieron valores, discusiones, risas y apoyo incondicional.
Gesell, refugio y hogar
Hace más de treinta años, Saccomano decidió establecerse en Villa Gesell, un refugio donde pudo sanar y encontrar la inspiración para escribir gran parte de su obra. La soledad y la naturaleza le permitieron conectar con su interior y con la esencia de la escritura.
En "Mirlo", Gesell se convierte en un personaje más, un lugar donde las amistades son esenciales, sobre todo en invierno, cuando la ciudad se vacía y el frío se hace sentir.
El mirlo, un símbolo de esperanza y conexión
El título de la novela, "Mirlo", tiene un profundo significado. El mirlo es un ave que canta, calla, atiende al silencio y espera hasta que otro mirlo le responde desde el más allá. Una metáfora de la esperanza y la conexión que trasciende la muerte.
Saccomano nos invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida, sobre lo que nos queda de aquellos que ya no están y sobre la belleza de los momentos que compartimos. "Mirlo" es un homenaje a la amistad, a la memoria y a la propia existencia.