La tierna devoción del abuelo: una joya suiza en el Kunstmuseum de Berna

El paso del tiempo y los lazos familiares

En "La devoción del abuelo", Anker plasma con sensibilidad el paso del tiempo y su impacto en las relaciones familiares. El abuelo, que una vez tuvo a sus nietos en su regazo, ahora encuentra consuelo en la espiritualidad. Uno de sus nietos aparece como símbolo del amor protector, devolviendo el cuidado recibido en la infancia.

Esta escena no solo celebra la relación intergeneracional, sino que también nos invita a reflexionar sobre las etapas de la vida y el respeto hacia los mayores.

Una composición acogedora y simbólica

La composición de la obra sugiere que el momento transcurre durante la hora de la siesta, en un interior cálido y acogedor. Los objetos que rodean a los personajes adquieren un protagonismo sutil, conectando esta obra con los fantásticos bodegones de Anker.

El talento de Anker como retratista

El brillo de Anker como retratista destaca en esta obra. Los rostros y gestos son dibujados con un realismo delicado que transmite emociones profundas y sinceras. Esta maestría fue reconocida incluso por el famoso ceramista Theodore Deck, quien incorporó retratos de Anker en sus creaciones.

Más allá del óleo: el compromiso con el arte

A pesar de las dificultades que le impuso un ataque de apoplejía que paralizó su mano derecha, Anker continuó trabajando con acuarelas en los últimos años de su vida. Este compromiso con el arte demuestra su talento y profunda conexión con su oficio.

Un recordatorio universal

"La devoción del abuelo" trasciende el retrato familiar para convertirse en un recordatorio del poder transformador del tiempo sobre las relaciones. Anker transmite universalmente sentimientos de amor y gratitud, resonando con quienes han valorado los lazos familiares y el respeto a sus mayores.

Sobre Albert Anker: