La maldición detrás de la novena sinfonía

Completar una novena sinfonía es un hito en la carrera de cualquier compositor. Sin embargo, una oscura leyenda rodea esta composición: nadie logra completar una décima sinfonía antes de morir.

El origen de la superstición

La superstición surgió tras la muerte de Ludwig van Beethoven en 1827, mientras trabajaba en su décima sinfonía. A lo largo de los años, la "maldición" se ha manifestado en varios compositores notables, como Anton Bruckner, Vaughan Williams y Antonín Dvořák, quienes fallecieron antes de escribir su décima obra sinfónica.

¿Una coincidencia?

Algunos argumentan que la edad avanzada de los compositores al completar su novena sinfonía es la causa de esta coincidencia. Sin embargo, también hay casos de músicos que murieron jóvenes, como Gustav Mahler (50 años) y Franz Schubert (31 años).

¿Hay forma de evadir la maldición?

Algunos compositores evitan componer una décima sinfonía por temor a la maldición. Sin embargo, el compositor estadounidense Philip Glass desafió esta superstición.

Antes de estrenar su novena sinfonía, Glass ya había compuesto su décima. Ha continuado su carrera sin contratiempos, estrenando incluso su undécima y duodécima sinfonía.

El incidente del estreno

A pesar de la estrategia de Glass, un incidente en el estreno de su novena sinfonía reavivó la controversia. Un miembro del público se desmayó durante la presentación, lo que algunos interpretaron como una manifestación de la maldición.

Conclusión

Si bien la "maldición" de la novena sinfonía es una simple superstición, sigue siendo un fascinante tema de discusión que ha influido en la carrera de muchos compositores a lo largo de los años.