Una tragedia inesperada: Hija de Lupillo Rivera sufre quemaduras en el rostro
En un lamentable accidente, Abigaíl Rivera, hija del reconocido cantante de regional mexicano Lupillo Rivera, ha sufrido graves quemaduras de segundo grado en el rostro mientras trabajaba en su negocio de comida.
La explosión que cambió su vida
El suceso ocurrió cuando Abigaíl se disponía a encender la estufa en su local, ubicado en Long Beach, California. Una repentina explosión generó una llamarada que alcanzó su cara.
"Moví mi cara y apagué de inmediato la estufa tan pronto como vi la explosión, el rostro de mi papá es lo último que vi, cuando me percaté de las llamas las apagué y me preguntaron ‘¿puedes respirar?’, estaba realmente asustada", narró Abigaíl en una entrevista para un programa de la cadena NBC.
Tras el accidente, Abigaíl experimentó un intenso dolor y daños en sus pestañas, párpados, cabello y manos.
El proceso de recuperación y el mensaje de resiliencia
Actualmente, Abigaíl se encuentra en proceso de recuperación de sus quemaduras. En una publicación en sus redes sociales, compartió un mensaje conmovedor sobre su experiencia y la importancia de la resiliencia.
"Me desperté a las 3:00 AM esta mañana y no pude volver a dormirme. Lloré por todo lo que ha pasado, pero luego me levanté y me sentí agradecida. No tengo otra opción, debo ser fuerte por mi familia, ellos me necesitan (…) A pesar de lo que sufrí y de lo que me estoy recuperando, debo seguir adelante", escribió Abigaíl.
Abigaíl atribuye el accidente a un error suyo por apresurarse, pero también expresa su gratitud por haber aprendido de la experiencia.
"Aprendí de mi error, no necesito apresurarme todo el tiempo, puedo relajarme, incluso si ya voy tarde (…) si me toco aquí, me duele, eso me produce más estrés y me hace sentir cansada, pero necesito respirar, relajarme, me debo echar botellas de agua en la cara", explicó.
La hija de Lupillo Rivera es un ejemplo de fortaleza y resiliencia, y su mensaje inspira a otros a enfrentar las adversidades con determinación.
