Tras dos años, localizan restos de Jesús Darío en fosa de Guadalajara; salió a comprar tenis y no volvió

Pasaron casi dos años para que Jesús Darío Rodríguez Santillán se reencontrara con su familia, pero no como hubieran querido: sus restos estaban en una casa abandonada ubicada en el número 190 de la calle Núñez Morquecho, de la colonia Las Conchas, en Guadalajara.

Un doloroso reencuentro

“Éramos de las personas que decíamos, pues a mí no me va a pasar porque pues nadie está haciendo nada malo, ¿no? Pues nos pasó, desgraciadamente es un procedimiento, un proceso de vida doloso, desde pues desde el día uno que no sabes de ellos, empiezan una agonía realmente y continúa la agonía. Mi hermano cumpliría el segundo año el 23 de diciembre, y nuestra localización de él fue el 14 de noviembre de 2023”, explicó Susana Rodríguez, hermana de Jesús Darío.

Jesús Darío tenía 34 años cuando fue visto por última vez, el 23 de diciembre de 2021, en la colonia san Juan de Dios. Salió a comprar un par de tenis y no volvió.

A veces él compartía sus rutas con Martha, su madre, y fue así como ella supo que su última ubicación era justo la finca donde quienes lo asesinaron enterraron su cuerpo. Habían pasado cuatro días cuando la familia lo informó a la Fiscalía para que fuera a buscar los restos.

Una búsqueda tardía y poco colaborativa

Esta búsqueda tardó, pasó un año y nueve meses para que las autoridades acudieran a catear el lugar. Luego, simplemente les dijeron que no habían encontrado nada y ni siquiera invitaron a la familia a supervisar las labores.

“Dijeron que no había nada, hicieron una búsqueda de un orificio de aproximadamente 20 cm, cuando mi hermano fue localizado 1 metro 80 cm aproximadamente”, señaló Susana.

Pero no se detuvieron, insistieron e insistieron en que lo buscaran, sin éxito, hasta que en noviembre de 2023, dos meses después de que fueron los peritos de la Fiscalía, la familia finalmente pudo entrar al predio con el colectivo Guerreros Buscadores y sí, el GPS no se equivocó, ahí encontraron a Jesús Darío.

Un cuerpo sin vida y con huellas de violencia

Su cuerpo estaba atado de pies y manos, y tenía un presunto impacto de bala en el cráneo. Lo identificaron por los tenis que aún calzaba.

“Las prendas se las cambiaron, la ropa se las quitaron, eso es algo muy normal en las fosas que se encuentran, a veces les cambian la ropa en el caso de mi hermano, así fue y este, pero sus tenis eran los mismos”, señaló.

Pero aún faltaban las pruebas de ADN, otro viacrucis para la familia pues tuvo que esperar dos meses más.

“Del 14 de noviembre de 2023 al 16 de enero de 2024 fuimos a preguntar si ya estaban las confrontas o los números de identificación, pero ese 16 de enero nos confirmaron que sí ya habían hecho las confrontas sin que se nos notificaran, y que sí era mi hermano uno de ellos”, dijo.

El fin de una búsqueda, pero no del dolor

La búsqueda para esta familia concluyó. De esa y otras fosas clandestinas halladas en tres fincas aledañas han recuperado cinco cuerpos hasta ahora, pero el dolor de esta y miles de familias más que tienen a alguien desaparecido, parece no terminar nunca.

“Aunque lo haya encontrado en osamenta, no lo tengo, no está y eso ¿quién me lo va a reponer? Nadie. El hecho de enterrarlo en lo personal y para mi familia fue muy duro porque lo desenterramos para volverlo a enterrar, y eso es algo que todavía no lo supero”, finalizó la hermana.

Jesús se dedicaba a la compra y venta de muebles usados, así como a la reparación de celulares. Estaba separado y tenía dos hijos, hoy de 10 y 12 años.

- Karla Victoria Rodríguez, Milenio