Un problema generacional que tenemos los millennials es sentirnos viejos. Por eso, intentamos amarrarnos a la juventud, ya sea usando pantalones entubados o utilizando TikTok y haciendo trends. Cualquier cosa para que la realidad no consuma el poco de juventud que nos queda.

Entre los muchos recuerdos que tenemos los millennials están los de Los Supersónicos. Tal vez fuimos los últimos en verlos. Ellos tenían una vida más fácil gracias a la tecnología: carros voladores, videoconferencias, asistentes robots como Robotina. Bueno, ahora la realidad no está tan lejos. Todavía no tenemos carros que vuelan, pero sí carros como la Cybertruck que se conducen solos y tratan de emular el estilo de conducir de Los Supersónicos. Robotina tal vez pasó al olvido, ya que tanto las casas inteligentes como los asistentes actuales contestan a nuestros llamados, como una tal "Alexa". Lo que de niños veíamos tan lejano, ahora nos aferramos a ello para estar a la vanguardia de la tecnología.

Todo este preludio para llegar al tema que raya la realidad con la ficción. Se trata de un capítulo más de Black Mirror, donde se compite por evitar la realidad, por salir a toda costa del mundo real. Un mundo real que, como diría Lacan, "está fragmentada y no hay una verdad única, sino que existen múltiples interpretaciones posibles". En esto se basan las gafas, las nuevas Apple Vision Pro, donde usted arma su propia realidad. No importa dónde esté, en su sala o en su oficina, solo se conecta las gafas y está en el lugar que usted quiera: caminando por la playa o simplemente en su casa. Uno de los videos que más me impresionó sobre su uso fue el de una persona dentro de una Cybertruck y conectado a su nuevo mundo.

Los mundos distópicos salieron de los libros y las películas. Orwell no está escribiendo esta novela, y mucho menos tiene la culpa de lo viejo que me siento al tal vez horrorizarme al no entender cómo, si la realidad es subjetiva, ahora puedes elegirla a tu gusto. Lo único que te separa es un par de minutos que se demore cargando tu nueva vida, o al menos la mitad. La socialización no es problema: teleconferencias tal cual como en Los Supersónicos, hasta consultas médicas son realidad.

Es tal vez mi miedo oculto que películas como Yo, Robot me dejaron ese terror de ser un detective perseguido por máquinas sin descanso. O simplemente otro millennial con el complejo de querer ser un intelectual que hace que no le interesa ese mundo moderno. O tal vez solo quiero que películas, libros y series de televisión se queden en la ciencia ficción, de un par de chistes para niños y utopías en vez de distopías.

Mientras termino de horrorizarme con la actualidad tecnológica, que sea lo que la realidad quiera, siempre y cuando sea la que usted quiera…