A falta de sueño, me puse a escribir, y a falta de ideas que me hicieran ver como un crítico de cine, decidí compartir con ustedes las siguientes preguntas para invitarlos a malviajarse conmigo.
No sé hasta qué punto Martha le jodió la vida a Donny y hasta qué punto le ayudó a ver lo más bello de sí mismo. No quiero revictimizar a este personaje, está claro que nadie quiere lidiar con una acosadora. Sin embargo, me quedé pensando en esta frase del protagonista:”Martha me veía como quería que me vieran”.
Hace un tiempo estaba conversando con una amiga sobre ‘x’ cosa y me dijo: “A mí lo que no me gusta es sentirme víctima”. Le respondí que muchas veces somos víctimas y que serlo no tiene nada de malo. Pero claro, ¿cómo no sentirse mal por ser víctima si nos meten la idea de que si pasa algo malo es porque lo buscamos?
No sé hasta qué punto el acoso al que fue sometido Donny puede ser algo similar a un secuestro psicológico. Tampoco sé si, como en el síndrome de Estocolmo, el secuestrado terminó identificándose, comprendiendo y justificando a su secuestradora, es decir, Martha.
Que Donny se estimulara con la foto Martha me deja dudas, como también lo hace su reacción al escuchar los audios en los que ella lo elogia. ¿Acaso Donny necesitaba a su acosadora tanto como ella lo necesitaba a él, aunque no lo manifestara de la misma manera?
Darrien, el guionista que se aprovechó de la falta de autoestima de Donny y de su necesidad de fama, debió haber parado en la cárcel y ser condenado como Martha. No obstante, continuó con su vida de personalidad de televisión mientras dañaba la vida de quién sabe cuántas más personas.
Algo que me parece bonito en medio de tanto desmadre fue ver cómo, pese a que Martha le hacía la vida imposible, Donny pensó en lo mejor para ella, aunque acabara pagando ‘los platos rotos’. Hay dos momentos claves: cuando le invita un té en el pub, dado que ella no tiene para pagarlo, y cuando la lleva hasta su casa, pensando en que no muera de hipotermia.