Me detuve a pensar en esta frase de cajón, por un caso del barrio que incluyó una falsa denuncia, policías “heroicos” y niños inocentes el día de ayer.
“Una señora iracunda llama al 123 asegurando que su vecina está maltratando al hijo de 4 años, estrellándolo contra la pared. Como es menester, la patrulla llega pocos minutos después a hacerse cargo del asunto y a garantizar la protección del menor que supuestamente está siendo agredido"
Pero todo hizo parte de un caso de intolerancia (diría la prensa con sus lugares comunes) de una ama de casa que no soporta los ruidos de los niños en la casa aledaña y que quiso desquitarse con una pequeña broma que pudo haber ocasionado un lío judicial serio y hasta una desgracia.
Me llamó la atención la velocidad de respuesta de la policía.
Es que hoy en día pegarle a un niño, a un animal o a una mujer, no solo es un delito sino que también tiene una gran sanción social, que puede resultar en unos fuertes masajes por parte de la comunidad hacia el supuesto agresor aparte de un hospedaje en los mejores hoteles carcelarios del país.
Esto contradice el hecho de que todo tiempo pasado fue mejor por lo menos desde el punto de vista del maltrato.
“ A la generación de hoy no se le puede ni mirar”
dicen algunos mayores:
“antes a uno le hablaban y ya sabíamos lo que nos tocaba hacer, si no, su tunda se llevaba”
Y era verdad, me consta, lo vi con mis propios ojos y lo sentí con mi propio pellejo. Aunque pienso que no recibí tanto castigo en comparación con otros de mi entorno, a excepción de un par de cuerizas épicas que recuerdo, una de ellas provocada por mi hermana que todavía me duele:
…y la gente se acercaba y decían: ¡fue horrible!
¡Nahh!, mentiras, tampoco exageremos.
Eso sí, hay que ver que nuestro umbral del dolor era mucho más alto que el de los niños de ahora y que una paliza de esas puede ser catalogada como tortura hoy en día.
También reconozcamos que haber sido educados con la normalidad de los golpes no nos hizo mejores, al contrario nos encerró en un bucle de violencia del que no hemos podido escapar, y esa es la cuestión:
¿Es cierto eso de que las generaciones de antes eran mejores que las de ahora?
Qué los padres jóvenes actuales no sabemos criar a nuestros hijos, también he escuchado por ahí.
"Los de antes con una bofetada y un “vaya a acostarse” arreglaban el asunto"
Pero si esa hubiese sido la fórmula estuviéramos hoy viviendo en la portada del atalaya como diría Lucho Torres, porque buen palo que llevaron nuestros mayores.
Tratar de educar a un niño sin violencia y brindarle las herramientas necesarias para que pueda sortear su andar por la vida no es tarea sencilla, lo acepto, un correazo siempre será mas fácil y mucho más si necesitas expulsar tu frustración, pero de verdad, ¿eso ha funcionado para algo? me atrevo a responder que para nada bueno, viendo el panorama actual.
Salvando el hecho obvio de que la actuación de la señora energúmena que conllevó a esta reflexión, fue un acto de mala fe, este caso nos sirve de ejemplo para entender qué el paradigma de crianza ha cambiado y que hoy en día la ley protege a los menores (la mayoría de las veces) y que estamos erradicando la creencia de que la letra con sangre entra. Tal vez en otra época funcionó para algunas cosas, pero ya hemos aprendido y tenemos más conocimientos y experiencias , por eso debeemos encontrar formas menos salvajes de crear vínculos de respeto con nuestros semejantes.
Por eso no acepto que el pasado fue mejor en todas las cosas.
Bueno, según tu fecha y situación geográfica de nacimiento, podrás estar de acuerdo conmigo o no, pero transpórtate a algún momento cuando eras niño en el que estabas siendo educado con el cable de la plancha y pregúntate:
¿Todo tiempo pasado fue mejor?