Aprovechar el agua de la ducha para llenar las cisternas del váter: Barcelona obligará a los nuevos edificios a implantar este ahorro

El Ayuntamiento de Barcelona tramita una nueva ordenanza que obligará a los nuevos edificios (públicos o privados) de viviendas, hoteles y equipamientos municipales a tener sistemas de reciclaje de las aguas grises. Esto es, aprovechar el agua de las duchas o bañeras para llenar las cisternas de los WC, o los sistemas de riego por goteo y baldeo si tienen zonas comunitarias.

El reciclaje de aguas grises (recogiéndolas y tratándolas en espacios comunes del edificio) también será obligatorio en las grandes rehabilitaciones, de más de 16 viviendas. Allí donde se instale supondrá un ahorro de un tercio del consumo de agua (hasta 185 euros al año). El potencial de ahorro anual en la ciudad es de 136.000 metros cúbicos de agua.

Para los promotores, el coste de las construcciones aumentará entre un 0,5% del precio de las viviendas o un 0,7% si se trata de un hoteles

En Cataluña hay ciudades medianas del entorno de la capital que ya obligan a reciclar las aguas grises (Sabadell, Begues, Castellbisbal, Sant Just, Sant Joan Despí, Cerdanyola, Barberà, Santa Coloma, Sant Adrià o Ripollet), pero Barcelona será la primera gran urbe española en tener ordenanza específica.

De hecho, la ciudad ya es pionera en medidas para paliar las sequías. Y barrios nuevos o con planes urbanísticos recientes de la capital catalana, como el barrio de Gràcia o el 22@ ya aplican el reciclaje de aguas grises. También los edificios de vivienda pública se construyen ya con el sistema.

En cambio, entre los inmuebles exentos de aplicarlo están los hospitales, sociosanitarios o guarderías

La teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, ha enmarcado la futura ordenanza, que se comenzó a gestar en el último mandato de los comunes en el gobierno (a propuesta de ERC), en las medidas de lucha contra el cambio climático del premiado Plan Clima: “Barcelona será todavía más resiliente al cambio climático y a las sequías”, ha afirmado recordando que la ciudad está ampliando la red para captar agua de su freático.

Un recurso abundante que no es potable ni potabilizable, pero que ya se utiliza para la limpieza viaria y riego.

La ordenanza de Barcelona no obliga pero sí prevé la posibilidad de crear cisternas para reaprovechar el agua de lluvia o de las piscinas. La razón de que no sea obligatorio es que las cifras indican que con el reciclaje de aguas grises es suficiente para llenar todas las cisternas de los edificios, ha explicado Cristina Vila, directora de la empresa municipal BCASA (Barcelona ciclo del agua).

El gobierno del alcalde Jaume Collboni no prevé trabas por parte de los partidos de la oposición para apoyar una ordenanza de carácter técnico que podría estar aprobada en primavera de 2025. A los edificios en trámite no les afectará. Sí a todas las nuevas obras dentro de dos años.

El texto inicial incorpora las aportaciones realizadas durante un proceso participativo que se realizó entre marzo y mayo del año pasado. Participaron casi 600 personas, cuyas propuestas han sido incorporadas en un 85%. Entre los participantes había técnicos, representantes de universidades y centros de investigación, profesionales del sector, entidades y colectivos interesados y vecinos, ha explicado el Ayuntamiento.