El cargador universal ya es una realidad en la Unión Europea

Desde este sábado, todos los teléfonos móviles, tabletas y cámaras digitales vendidos en la UE deben incorporar un puerto de carga USB de tipo C. Esta medida culmina un largo proceso legislativo de una década de negociaciones y dos años de adaptación hasta su entrada en vigor.

Adiós a los quebraderos de cabeza tecnológicos

La falta de un cargador universal ha sido uno de los mayores quebraderos de cabeza tecnológicos para los ciudadanos europeos en una época en la que es casi imposible vivir sin tener varios dispositivos recargables en casa y el trabajo. Esta situación no solo era un problema de espacio, sino también de conveniencia: el 38% de los ciudadanos europeos ha indicado que tiene dificultad para cargar su móvil, generalmente porque el cargador es incompatible.

Beneficios para todos

La directiva europea también armoniza los requisitos de carga rápida, lo que permitirá a los usuarios cargar sus dispositivos a la misma velocidad con cualquier cargador compatible. Además, los consumidores podrán decidir si quieren recibir un nuevo cargador o no a la hora de comprar un nuevo dispositivo, lo que en principio debería reducir el precio del producto y, también, los residuos medioambientales.

Un paso hacia la comodidad y la responsabilidad ambiental

La nueva normativa también liberará a los consumidores europeos al acabar con el "bloqueo tecnológico" que supone tener distintos puertos de carga. Esto permitirá que los consumidores puedan elegir el producto que más les apetezca o convenga sin miedo a volver a desbordar un cajón con cargadores distintos.

Los fabricantes deberán actualizar sus embalajes para indicar claramente la información sobre las características de carga y lo que se incluye en cada compra. Solo en 2020, se vendieron en la UE 420 millones de teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos portátiles. Cada ciudadano europeo posee de media tres cargadores para estos aparatos, de los que solo usa dos de forma habitual.

Esta situación ha generado un exceso de basura tecnológica de 11.000 toneladas anuales, según Bruselas, y ha supuesto un gasto de unos 250 millones de euros anuales en cargadores que ahora no serán necesarios.

"Este hito supone un paso decisivo hacia la comodidad del consumidor y la responsabilidad medioambiental", ha celebrado la presidenta de la comisión de Mercado Interno y Protección al Consumidor del Parlamento Europeo, Anna Cavazzini.

Desde este sábado, los consumidores podrán disfrutar de un futuro donde un solo cargador funciona para toda una variedad de productos electrónicos independientemente de su marca.

La Eurocámara seguirá de cerca cómo los fabricantes se adaptan a los cambios para garantizar que los consumidores pueden elegir el producto que más les apetezca o convenga sin miedo a volver a desbordar un cajón con cargadores distintos.