El metano es un poderoso gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. En la región del Ártico, se ha observado un aumento en la liberación de metano debido al deshielo del permafrost. Este fenómeno está acelerando el calentamiento global y causando graves problemas ambientales.
El metano es liberado por diversas fuentes, como la quema de combustibles fósiles y la producción de ganado. En el Ártico, el derretimiento del permafrost libera metano atrapado en el suelo congelado durante miles de años. Esta liberación masiva de metano está exacerbando el calentamiento global y acelerando el cambio climático.
Para combatir este problema, es necesario tomar medidas para reducir las emisiones de metano y frenar el cambio climático. Esto incluye la implementación de políticas que fomenten la adopción de energías limpias y sostenibles, así como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en las industrias y la agricultura.