Preocupación creciente por el aumento de la basura espacial
El pasado Viernes Santo, una estela luminosa cruzó el cielo del Mediterráneo, provocando temor entre la población. Sin embargo, las autoridades militares aclararon que no se trataba de un misil balístico, sino de un "meteroide rozador". Este suceso puso de relieve la importancia de controlar la basura espacial, que orbita la Tierra a gran velocidad y puede representar un peligro para los satélites y estaciones espaciales.
Toneladas de desechos en órbita
Según la Agencia Espacial Europea (ESA), existen alrededor de 11.500 toneladas de objetos lanzados al espacio que se mueven a velocidades de más de 28.000 kilómetros por hora. Estos escombros espaciales, conocidos como "space debris", pueden tener tamaños muy variados, desde pequeños fragmentos de pintura hasta objetos del tamaño de un coche.
La mayor amenaza se cierne sobre los satélites y estaciones ubicadas en la órbita baja terrestre (LEO), donde se están lanzando cada vez más aparatos, principalmente Starlink de Elon Musk. Esta masificación aumenta el riesgo de colisiones, como lo demuestra la frecuente necesidad de maniobras evasivas por parte de los satélites y la Estación Espacial Internacional (ISS).
Impacto en la Tierra
Si bien la atmósfera terrestre elimina la mayor parte de la basura espacial, algunos objetos logran atravesarla e impactar con la superficie. Un ejemplo reciente es la denuncia de un ciudadano de Florida que afirma haber sufrido daños en el techo de su casa por los restos de unas baterías de la ISS.
El Convenio sobre Responsabilidad Internacional por Daños Causados por Objetos Espaciales de 1972 establece que el Estado que lanza el objeto o participa en su fabricación es responsable de los daños ocasionados. Sin embargo, en la práctica, las reclamaciones pueden ser complejas debido a problemas de pruebas y dificultades para determinar la responsabilidad.
Medidas para reducir la basura espacial
Los esfuerzos actuales se centran en crear un entorno espacial más seguro y sostenible. La Agencia Espacial Española (AEE) está diseñando directrices específicas para regular el lanzamiento y mantenimiento de satélites. Además, existen empresas que desarrollan tecnologías para gestionar la vida útil de los satélites y eliminar la basura espacial. La española GMV, por ejemplo, trabaja en "bahías de enganche" para desorbitar aparatos obsoletos.
También se ha planteado la posibilidad de cobrar una tasa de basura a los países o empresas responsables de los escombros, pero su implementación enfrenta desafíos, como la necesidad de un acuerdo internacional y las tensiones geopolíticas.