La industria automotriz se prepara para una revolución: las baterías de estado sólido
El auge del vehículo eléctrico ha traído consigo un cambio radical en el panorama automotriz. En el pasado, Europa y Estados Unidos dominaban la industria con sus motores de combustión. Sin embargo, en los últimos años, los fabricantes chinos han dado un paso adelante, impulsados por décadas de inversión en investigación y desarrollo (I+D) y en capacidad de producción. Actualmente, lideran el campo del coche eléctrico, controlando casi dos tercios de la producción mundial de baterías de iones de litio y el 41% de las exportaciones globales de vehículos eléctricos, además de dominar la producción y el refinado de materiales clave, según un informe de Natixis CIB. Esta ventaja se debe a que son capaces de producir más, a un precio menor y con una tecnología superior.
La batería de estado sólido: una tecnología revolucionaria
A pesar del dominio actual de China, su posición podría verse amenazada por una nueva tecnología: la batería de estado sólido. Esta tecnología promete tiempos de carga más rápidos, una autonomía mucho mayor que las baterías actuales y prácticamente ningún envejecimiento con el uso. Además, sería más segura y permitiría fabricar coches eléctricos más baratos. Basquevolt, una empresa vasca especializada en el desarrollo y fabricación de baterías de estado sólido, destaca que su batería cuenta con un electrolito sólido hecho de polímeros, un elemento económico y fácil de conseguir. La compañía aspira a que su batería permita vender vehículos eléctricos por unos 15.000 euros, aunque no prevé alcanzar la producción en masa hasta al menos 2028.
El término "batería de estado sólido" engloba diversas tecnologías y hojas de ruta de numerosos proyectos en todo el mundo. Se diferencian de las baterías actuales en que estas últimas tienen un electrolito líquido, mientras que las de estado sólido utilizan un electrolito sólido. Otra posibilidad novedosa es la batería de sodio-aire de estado sólido, que ofrece ventajas como el bajo coste del sodio, la ausencia de cobalto y una alta densidad energética teórica.
Consciente de los avances en esta tecnología, el gobierno chino ha creado el CASIP, una unión de fabricantes de coches y baterías (que incluye incluso a empresas rivales como BYD y CATL), además de académicos chinos, para aunar esfuerzos y desarrollar esta tecnología con el objetivo de tener una cadena de valor en funcionamiento para 2030. "Necesitamos prepararnos para el riesgo de que la tecnología de baterías de estado sólido pueda anular [la ventaja de China en la producción de baterías]", declaró Ouyang Minggao, profesor de la Universidad de Tsinghua, durante la creación del CASIP en enero.
El miedo de China a quedarse atrás
El temor de China a perder su posición de liderazgo ante Occidente se fundamenta en iniciativas como la de Factorial en Estados Unidos. Esta empresa sorprendió al mundo en la feria tecnológica CES 2023 al presentar un prototipo de batería de estado sólido de 100 amperios hora, del que ya se han enviado muestras a posibles clientes, entre ellos fabricantes de coches como Stellantis, Hyundai y Mercedes-Benz. Factorial ha levantado una planta en Massachusetts con una capacidad de producción de 200 MWh, aunque todavía es pequeña en comparación con las plantas de baterías de iones de litio actuales.
Basquevolt, aunque más joven que Factorial, también avanza a buen ritmo en el desarrollo de su batería. "En marzo, alcanzamos el hito de empezar a producir celdas de baterías de estado sólido de unos 20 amperios hora. Antes del verano, comenzaremos a enviar las primeras muestras a posibles clientes", afirma Francisco Carranza, CEO de la compañía, quien asegura que Basquevolt ha logrado "en dos años lo que los estadounidenses en diez".
El grupo Volkswagen también está invirtiendo en esta tecnología, con inversiones en startups como QuantumScape. PowerCo, filial de Volkswagen, informó en enero de que la batería de estado sólido de QuantumScape había superado los 1.000 ciclos de carga manteniendo más del 95% de su capacidad, lo que permitiría a un coche eléctrico recorrer unos 500.000 kilómetros sin una pérdida apreciable de autonomía. Reuters también informó de conversaciones entre Volkswagen y la francesa Blue Solutions para desarrollar conjuntamente baterías de estado sólido.
Otros actores importantes
Toyota, el mayor fabricante de coches del mundo, ha anunciado planes para producir en masa baterías de estado sólido e introducirlas en sus vehículos eléctricos entre 2027 y 2028. Sin embargo, la compañía ya había prometido tener coches con baterías de estado sólido para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, lo que no ocurrió. El año pasado, Toyota aseguró que esta tecnología le permitirá reducir a la mitad el peso, el tamaño y el coste de sus baterías, y que estas contarán con 1.200 kilómetros de autonomía con tiempos de carga de diez minutos.
China también cuenta con importantes iniciativas, como la de WeLion, que produce baterías para la marca Nio. "Hay una serie de actores chinos que no tienen una tecnología superior a la del resto, pero que ejecutan el plan industrial muy rápido", indica Carranza. WeLion alcanzó un hito en abril al comenzar la producción en masa de baterías de estado semisólido, que se utilizarán en los coches de Nio a partir de este trimestre. SAIC, dueña de la marca MG, también ha lanzado al mercado chino el IM L6 con batería de estado semisólido. El gigante CATL informó el año pasado de que contaba con una batería de estado semisólido capaz de propulsar un avión de pasajeros y que podría comenzar su producción en masa para vehículos eléctricos en 2023.
El futuro de la tecnología de las baterías
El desarrollo de las baterías de estado sólido está en pleno apogeo y es probable que revolucionen la industria automotriz en los próximos años. Tanto las empresas establecidas como las startups están invirtiendo mucho en esta tecnología, y la competencia será feroz. Queda por ver quién saldrá vencedor, pero está claro que las baterías de estado sólido tienen el potencial de transformar el transporte tal y como lo conocemos.