La IA generativa: entre el ilusionismo y la realidad
La inteligencia artificial generativa (IAG) ha irrumpido en el panorama tecnológico con fuerza, prometiendo revolucionar diversos sectores. Sin embargo, más allá del bombo mediático, es esencial analizar con rigor su estado actual y sus perspectivas de futuro.
Exageraciones y engaños
La IAG ha generado un gran revuelo mediático, con aplicaciones como Gemini de Google o Sora de OpenAI acaparando titulares. Sin embargo, expertos como el profesor emérito Gary Marcus advierten de que estos avances son más bien un recurso para las empresas tecnológicas que buscan compensar la falta de avances significativos en su tecnología.
Dimisiones en OpenAI
El cofundador de OpenAI, Ilya Sutskever, y su jefe de alineamiento, Jan Leike, han dimitido recientemente, lo que pone de manifiesto las tensiones internas en la empresa. Leike ha criticado que la seguridad ha pasado a un segundo plano frente al desarrollo de productos llamativos, señalando que construir máquinas más inteligentes que los humanos es una tarea intrínsecamente peligrosa.
Dudas sobre la utilidad empresarial
A pesar de las promesas de impulsar el negocio, el uso real de la IAG en las empresas no está cumpliendo las expectativas. Un informe de Deloitte revela que muchas organizaciones tienen dificultades para pasar de los experimentos piloto a una implementación a gran escala que convierta los beneficios potenciales en valor tangible.
Precaución en el ámbito público
En el ámbito público, la precaución es aún mayor. El artículo de la revista Foreign Affairs alerta sobre el uso de la IAG en acciones militares críticas, ya que su forma de proponer decisiones no abarca la complejidad de la toma de decisiones humana.
El "efecto LLMentalista"
El programador islandés Baldur Bjarnason ha acuñado el término "efecto LLMentalista" para describir cómo los grandes modelos de lenguaje (LLM) imitan los mecanismos de estafa de un psíquico. Estos LLM generan respuestas que parecen específicas para el usuario, pero que en realidad son conjeturas genéricas basadas en datos demográficos y respuestas anteriores.
"Aguafiestas" de la IA
Frente al entusiasmo desmedido, han surgido voces críticas que luchan contra los mitos de la IA. El "ejército anti-hype" está formado por personas como Gary Marcus, Ricard Ruiz de Querol o Emili Bender, que ayudan a poner un poco de cordura en el ilusionismo tecnológico.
Perspectivas de futuro
El investigador Ariel Guersenzvaig cree que los "estafadores" del circo de la IA se están quedando sin trucos. Cuando se baja el telón, el mundo de ilusión que habían construido se desvanece. Sin embargo, la IAG tiene potencial en aplicaciones como la radiología, donde su uso es menos atractivo pero más relevante.
En definitiva, la IAG se encuentra en una encrucijada. Es esencial separar el bombo publicitario de la realidad para aprovechar su verdadero potencial y mitigar los riesgos asociados. El "ejército anti-hype" juega un papel fundamental en este proceso, ayudando a mantener los pies en la tierra en medio del ilusionismo tecnológico.