Las estafas perpetradas a través de cajeros automáticos de Bitcoin (BTC) no dejan de crecer, según datos de la Comisión Federal de Comercio (FTC). En noviembre se cumplirán dos años de la caída de FTX, la tercera plataforma de intermediación de criptomonedas por volumen, debido a un fraude a gran escala que costó millones a sus inversores. Sin embargo, este no es el tipo de estafa sobre el que alerta la FTC. Se trata de una trama de menor envergadura que perjudica a personas como usted, sus vecinos y, sobre todo, a los adultos mayores. Una trama con la que, solo en los primeros seis meses del año y contabilizando únicamente los casos denunciados, ya se han estafado 66 millones de dólares. El año pasado, las pérdidas contabilizadas en los casos denunciados ascendieron a 114 millones, diez veces más que en 2020. Las autoridades creen que estas cifras son solo una parte visible de la realidad de estas estafas, ya que la mayoría de las que se han cometido no se denuncian.

La FTC califica de "enorme" el crecimiento de estos fraudes perpetrados a través de unos BTM que, en los últimos años, se han instalado en tiendas de conveniencia abiertas 24 horas, gasolineras y otras zonas concurridas. Son máquinas que se utilizan para comprar o enviar criptomonedas y a las que los estafadores han encontrado un uso más oscuro. La media de pérdidas declaradas por incidencia es de 10.000 dólares, una cantidad que destroza los presupuestos familiares durante mucho tiempo.

Según las autoridades, las personas mayores de 60 años suelen declarar ser víctimas de esta estafa tres veces más que los jóvenes. No existe un único guión para este fraude, lo que obliga a estar doblemente atento, pero en la mayoría de los casos la víctima recibe una llamada o un mensaje de texto sobre actividades sospechosas en sus cuentas o gastos no autorizados. En otros casos, se recibe una alerta de seguridad en el ordenador en nombre de Apple o Microsoft. Es algo que pone en guardia a muchos usuarios que creen en la veracidad de estas comunicaciones y que se complementan con una llamada telefónica en la que alguien se hace pasar por un representante de una oficina gubernamental (incluso la FTC). En estas llamadas, se termina de contar el cuento de que todo el dinero que tiene la víctima está en riesgo o que sus cuentas están siendo utilizadas por delincuentes en operaciones de blanqueo de dinero, tráfico de drogas y otros delitos.

El segundo paso es la oferta por parte del estafador de arreglar esta situación, que pide a la víctima que deposite dinero en un BTM para protegerlo. Según la FTC, estos BTM se conocen como "cajas de seguridad". “Piden a la víctima que vaya a su banco, que saque el dinero, que vaya a un BTM cercano o quizás a uno específico para depositar esa cantidad. La víctima recibirá por mensaje de texto un código QR para escanear en la máquina y, una vez que eso ocurre, el dinero depositado irá directamente al bolsillo del estafador”, describe la FTC.

Distinguir las llamadas y los mensajes de texto legítimos de las estafas es cada vez más difícil, incluso para los más entrenados en distinguir situaciones que pueden acabar en un fraude. Y estar alerta es un trabajo que cada vez se complica más y requiere más comprobaciones. Para empezar, la FTC recomienda no abrir nunca un enlace a una página web que le hayan enviado, no responder a llamadas inesperadas o mensajes de texto que aparezcan en su teléfono móvil. Si cree que un mensaje, por ejemplo sobre el impago de su última factura de la luz, puede ser verdad, llame directamente a la empresa proveedora, pero con el teléfono que usted tenga de la empresa, no el que le faciliten en el texto. Nunca utilice el teléfono o la web que le adjunten en el mensaje y pregunte por la incidencia.

Tenga en cuenta que las agencias del Estado nunca le llamarán por teléfono si no se han puesto antes en contacto con usted por carta. Esas llamadas en las que le dicen que son la policía, el IRS, la FTC, la SEC o cualquier otra agencia, sin que haya mediado una comunicación legal escrita o una visita, son fraudulentas. “Llevamos varias semanas llamando, pero solo ahora conseguimos hablar con usted, pero sepa que mañana o esta tarde cortaremos la electricidad por falta de pago”. Esta frase o variaciones sobre ella, en las que se obliga a actuar con premura, debe poner en alerta máxima a quien la oiga. Los estafadores imprimen prisa en sus acciones para evitar que se verifiquen las alegaciones que hacen o que se hable con alguien que desmonte la trama o tenga sospechas sobre ella.

No hay ninguna emergencia de pago que se solucione con el pago en un cajero automático de Bitcoin o con una tarjeta prepago o regalo. Ningún negocio ni agencia del Estado le pedirá nunca nada parecido. Si llega al punto en una llamada en la que le dicen eso, cuelgue el teléfono, quédese con la mayor tranquilidad y celebre que, en ese momento, su dinero está a salvo. En caso de que sea víctima de un fraude, denúncielo a la policía y a la FTC en ReportFraud.ftc.gov.