La tragedia vivida en las inundaciones ha generado un escenario poco común en el Congreso, marcado por un alto el fuego en la confrontación política.

El ambiente se relaja

La Junta de Portavoces se ha reunido para planificar la próxima semana, y el ambiente ha sido de calma. El portavoz popular, Miguel Tellado, ha mostrado una actitud constructiva, sin elevar la voz ante la ausencia de Pedro Sánchez en el pleno.

El PP ha renunciado a llevar al Gobierno siete de sus nueve preguntas previstas para la sesión de control del próximo miércoles, considerando que las estridencias sobre el caso Ábalos o Íñigo Errejón serían inoportunas mientras la situación en Valencia no se normalice.

Pero el olor a pólvora no se ha evaporado

A pesar de este alto el fuego, el ambiente sigue siendo tenso. Las ganas de combate permanecen intactas, y en cuanto surja la ocasión, la apariencia de concordia se esfumará.

En las conversaciones con la prensa, la dirigencia popular intenta convencer de falsedades como que la Aemet retiró sus alertas o que anunció que dejaría de llover a las 6 de la tarde.

Vox, sin cuartel

Vox, por su parte, no disimula que su guerra no conoce descanso. Su secretario de grupo parlamentario, José María Figaredo, sigue denunciando que el Gobierno oculta las verdaderas cifras de víctimas, a pesar de que la patraña de los cientos de muertos en el centro comercial de Bonaire ha sido desmentida.

Para Vox, no hay otro culpable que la "gestión criminal" de Sánchez. En cambio, sobre el presidente valenciano, Carlos Mazón, ni una mala palabra, a pesar de que fueron sus votos los que lo auparon a la presidencia.

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