La Rambla de Barcelona instala cinco antenas con geolocalización para contar visitantes
Barcelona sigue avanzando en su camino hacia la modernización y la innovación. Ahora, la icónica Rambla se suma a esta tendencia con la instalación de cinco antenas con sensores de geolocalización que permitirán contar el número de visitantes y obtener información sobre sus hábitos de desplazamiento.
Un proyecto pionero que permitirá obtener datos objetivos
Esta iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona y la asociación Amics de la Rambla, convierte a la Rambla en la primera calle de Cataluña en contar con este tipo de tecnología. Los sensores, que funcionan mediante herramientas de geolocalización, detectan los teléfonos móviles de las personas que transitan por el paseo, sin identificarlas personalmente.
Gracias a estos datos, se podrá obtener información en tiempo real sobre el número de personas que circulan por la Rambla, sus nacionalidades, el tiempo que permanecen en ella y si repiten el trayecto. Esta información objetiva será esencial para redefinir el papel de la Rambla en el futuro y tomar decisiones basadas en datos.
Un observatorio para gestionar la Rambla de manera sostenible
Los datos recogidos por los sensores serán gestionados por el Observatorio de la Rambla, un proyecto impulsado por la asociación Amics de la Rambla en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona. El objetivo de este observatorio es disponer de una herramienta que permita gestionar la Rambla de manera sostenible, teniendo en cuenta los flujos de visitantes y las necesidades de los vecinos y comerciantes.
El vicepresidente de Amics de la Rambla, Ángel Díaz, ha destacado la importancia de estos datos para definir el futuro de la Rambla: "Son datos objetivos, una herramienta indispensable para definir el papel que tendrá en un futuro La Rambla".
Una inversión de 50.000 euros para mejorar la gestión de la Rambla
La instalación de los cinco sensores ha supuesto una inversión de 50.000 euros, financiada en parte por la tasa turística municipal y en parte por GetYourGuide, una empresa especializada en la venta de experiencias turísticas. Los datos obtenidos por los sensores serán públicos y estarán a disposición del sector privado y de la ciudadanía.
Además de los datos sobre visitantes, el Observatorio de la Rambla también ha cruzado datos del padrón y de la actividad económica de la calle. Según estos datos, en la Rambla están empadronadas 800 personas, aunque se estima que la cifra real supera las 1.200. El 52% de los vecinos son de origen extranjero, principalmente de Europa, Asia y América.
La Rambla, un motor económico para Barcelona
La Rambla es uno de los principales atractivos turísticos de Barcelona y también un importante motor económico para la ciudad. En ella se concentran 328 empresas que generan 445 millones de euros al año y dan empleo a 2.800 personas.
El vicepresidente de Amics de la Rambla, Pau Bosch, ha defendido el peso económico de la Rambla y ha destacado que, si se suman las empresas situadas a 15 minutos a pie del paseo, la cifra asciende a más de 16.000 empresas que generan 13.000 millones de euros y dan empleo a 88.000 personas.
El turismo en la Rambla: cifras y tendencias
En 2023, la Rambla recibió a 460.000 turistas que generaron 1,6 millones de pernoctaciones. El 76% de los visitantes fueron extranjeros y gastaron cerca de 1.000 euros durante su estancia. El precio medio de las reservas de experiencias turísticas en el paseo es de 29 euros y el 30% de las reservas se realizan el mismo día.
Los datos del Observatorio de la Rambla permitirán conocer mejor los hábitos de los turistas y tomar decisiones para mejorar la oferta turística de la Rambla.
Críticas al proyecto
A pesar del apoyo generalizado al proyecto, también ha habido críticas. El exconcejal de Ciutat Vella de BComú, Jordi Rabassa, ha denunciado que el Observatorio de la Rambla se ha transformado en un proyecto privado con la colaboración del PSC.
Rabassa ha destacado que la instalación de las antenas se había gestionado en el primer mandato de Ada Colau y que el proyecto debía ser público y comunitario.
Las críticas de Rabassa ponen de manifiesto la necesidad de garantizar la transparencia y la participación ciudadana en proyectos de este tipo, que afectan a espacios públicos y a la vida de los vecinos.