El vínculo del amor se fortalece en una macroboda
En la Parroquia de San Sebastián Mártir, en San Sebastián de los Reyes, el júbilo se desborda este jueves. Unas 400 almas se congregarán para presenciar un evento matrimonial sin precedentes en España: una macroboda. Dieciocho parejas, un total de 36 novios, unirán sus vidas en sagrado matrimonio en medio de las celebraciones patronales del pueblo.
Una celebración con un propósito
Esta singular ceremonia es fruto de la iniciativa del párroco Javier Sánchez-Cervera, quien percibió que muchos padres de los niños que recibían catequesis no habían formalizado su unión sacramental. La razón principal que descubrió fue la falta de recursos económicos.
"Pensé que debía hacer algo para cambiarlo, y con esto mucha gente se ha animado", afirma Javier. "Era gente que deseaba casarse, pero que lo había descartado con pesar por no poder afrontarlo. De repente, vieron que en este formato sí podían hacerlo. Al hacerlo juntos, se minimizan los problemas logísticos y los gastos".
Características de las parejas participantes
Las parejas que participan en esta macroboda tienen un perfil similar: son familias maduras, con hijos en algunos casos incluso mayores de edad. Muchas de ellas son inmigrantes latinoamericanos que no cuentan con una amplia red familiar en España, lo que también dificultaba su deseo de casarse.
"No es el concepto de boda que todos tenemos en mente. Es algo más íntimo. Precisamente, lo que no quieren es que sea un gran evento. Son personas que ya convivían y que realmente no tenían necesidad de casarse en ese sentido. Sin embargo, comprenden que hay un valor añadido en presentarse como pareja ante Dios, recibir los sacramentos y su bendición", aclara Javier.
Organización y preparación
La parroquia ha asumido la organización de la boda con el apoyo de sus equipos y voluntarios, un total de unas 70 personas.
"Hemos aportado todas las ayudas posibles: las flores, la música, el fotógrafo, la peluquería, el maquillaje, el vestido o cualquier cosa que necesiten", explica el párroco. De hecho, la propia iglesia se transformará esa mañana en un "salón de belleza" para preparar a los protagonistas del enlace, que tendrá lugar a las siete y media de la tarde.
El día elegido no es casualidad. Este 29 de agosto coincide con las fiestas patronales del pueblo en honor al Cristo de Los Remedios, lo que facilitará la posterior celebración para los recién casados.
"Hay actividades, conciertos, encierros, misas... Como la fiesta ya está en marcha en el pueblo, ellos no tienen que organizarla. Todas las agrupaciones y algunas casetas de comida nos han transmitido que les encantará recibirles", comenta Javier. También participará la coral del pueblo y al finalizar la velada se lanzarán fuegos artificiales en su honor.
Un sacerdote creativo
A Javier se le empezó a gestar esta idea hace cuatro años, cuando llegó a la parroquia. Se dio cuenta de que casi todos los padres de los niños que recibían la catequesis no habían pasado por el sacramento del matrimonio. La causa principal que encontró fue la falta de recursos económicos.
"Pensé que tenía que hacer algo para cambiarlo y con esto mucha gente se ha animado", dice. "Era gente que sí quería, pero que lo había descartado con dolor por no poder hacerlo. Y de repente han visto que en este esquema sí lo pueden afrontar. Al hacerlo juntos no hay tantos problemas logísticos o de gastos".
El perfil de estas parejas es de edad avanzada. Familias que ya tienen hijos, algunos incluso mayores. Muchos son inmigrantes latinoamericanos, que no tienen demasiada familia en España, lo que también les echaba para atrás.
"No es el concepto de boda que todos tenemos en la cabeza. Es una cosa más íntima. Precisamente, lo que no quieren es que sea a lo grande. Es gente que ya convivía y que realmente no tenía necesidad de casarse en ese sentido. Pero entienden que hay un plus en ponerse como pareja delante de Dios, recibir los sacramentos y su bendición", aclara.
De hecho, un requisito para poder apuntarse era llevar conviviendo al menos 5 años o estar casados por lo civil. "Cuando decidí organizarlo, le pregunté a un sacerdote de México que sabía que lo había hecho ya. Me recomendó que fueran relaciones que ya estuvieran muy asentadas".
El cartel anunciándolo lo colgaron en abril, para que hubiera tiempo suficiente para los ensayos, los preparativos, el papeleo y los cursillos prematrimoniales necesarios. "Lo pusimos sin saber qué iba a pasar. Se fue apuntando la gente y cuando llegaron a la cifra actual lo cerré", calculando la capacidad de la iglesia.
Cuenta que a raíz del anuncio se apuntaron dos parejas y posteriormente se fue corriendo la voz. "Una se enteró por un funcionario del Ayuntamiento y a otra se lo dijeron en el trabajo", por ejemplo. Desde que decidieron participar, les asignaron un tutor que les ha guiado desde el principio. "Quedaban a tomar un café y se creaba un diálogo para poder ir acompañándoles desde el principio".
El fin de semana del 16 de junio tuvieron el cursillo de novios en el que las 18 parejas convivieron durante tres días seguidos. "Allí fue la primera vez que se vieron. Tuvimos muchas horas para hablar las cuestiones de fondo, del significado, de la liturgia... Y para compartir sus historias. Fueron conversaciones bonitas y emocionantes", narra. Esto les ha permitido hacer una buena amistad entre ellos. "Algunos comentaban que si una de las cosas que les frenaba precisamente era el no tener familia, ahora se sentían más arropados", dice Javier.
La ceremonia, oficiada por tres sacerdotes, será "relativamente parecida a una normal". "Irá subiendo al altar cada pareja con los padrinos para darse el 'sí, quiero'. La misa será la común y la entrega de los anillos y las arras la harán todos al mismo tiempo".
La macroboda no es el primer proyecto que realiza Javier en sus más de 20 años como sacerdote. Hace seis años que comenzó una iniciativa para ayudar a rezar a través de WhatsApp, que actualmente tiene miles de seguidores y ya está disponible en varios idiomas. También tiene un podcast del mismo tema llamado Diez minutos con Jesús, el cual empezó con otros dos amigos y compañeros.
"Yo tiendo a ser creativo", opina. Lo hace siguiendo las palabras del papa Francisco escritas en sus comienzos en su Evangelii Gaudium: "Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades".
"Me pareció un pensamiento muy interesante y muy verdadero", dice el párroco, que argumenta que "no hay que tener miedo a los cambios, ya que la sociedad así lo requiere". "Hay que probar cosas, hay que buscar a la gente y tratar de entender las situaciones y de dar respuesta a las necesidades sin miedo".