Un telón que se cierra en Lugo: La Operación Carioca llega a su fin
Esta semana, el telón de uno de los casos de prostitución y corrupción más sonados de los últimos 15 años está a punto de cerrarse. La Operación Carioca, que estalló en Lugo en 2006, llega a su fin con el juicio a dos guardias civiles y tres proxenetas, acusados de delitos como agresión sexual, abuso sexual o cohecho. El caso, que conmocionó a la sociedad lucense, ha sido el detonante de una serie de investigaciones judiciales relacionadas con la corrupción y el proxenetismo, que han afectado a diferentes ámbitos de la vida política y económica gallega.
El juicio final
El juicio, que comienza el 13 de junio en la Audiencia Provincial de Lugo, sentará en el banquillo a dos guardias civiles acusados de delitos de agresión sexual, abuso sexual, solicitud de favores sexuales y cohecho. También se juzgará a tres proxenetas, acusados de cohecho pasivo. La Fiscalía solicita penas de hasta 21 años de prisión para el principal acusado, el cabo de la Guardia Civil Armando Lorenzo, conocido como el "Cabo Manolo". Los otros acusados se enfrentan a penas de hasta 19 meses de prisión.
El caso Carioca
La Operación Carioca se inició en 2006 a raíz de la denuncia de una joven brasileña que acusó a un guardia civil de haberla agredido sexualmente en un prostíbulo de Lugo. La investigación, que se prolongó durante varios años, destapó una red de prostitución y corrupción que implicaba a políticos, empresarios y miembros de las fuerzas de seguridad.
Consecuencias del caso
El caso Carioca tuvo un profundo impacto en la sociedad lucense. La investigación judicial provocó la destitución de la jueza que instruía el caso, Pilar de Lara, y el procesamiento de varios cargos políticos y empresariales. El escándalo también salpicó al Partido Popular, que gobernaba entonces en la Xunta de Galicia.
Un símbolo de impunidad
Para muchas víctimas de trata y prostitución, el caso Carioca se ha convertido en un símbolo de la impunidad con la que operan las redes de explotación sexual en España. La tardanza del juicio, las dilaciones en la investigación y la sensación de que los verdaderos responsables no han sido castigados han generado un profundo malestar entre los colectivos que luchan contra la trata de personas.
El juicio que comienza esta semana es una oportunidad para que la justicia española salde una deuda con las víctimas del caso Carioca y envíe un mensaje claro contra la impunidad de los delitos de explotación sexual.