Cataluña reduce los incendios forestales pese a la sequía más grave de la que se tiene constancia

A pesar de que Cataluña padece desde hace más de tres años la sequía más grave del siglo, ha conseguido reducir el número de incendios forestales en la campaña más peligrosa a la que ha hecho frente gracias a las labores de prevención y extinción. Según datos de la Generalitat, hasta la fecha se han producido 360 incendios que han quemado un total de 674 hectáreas de terreno forestal y urbano, lo que supone casi 100 fuegos menos (88) que en 2023, cuando se quemaron en el mismo periodo un total de 1.427 hectáreas en 448 incendios.

Medidas de prevención y extinción

Francesc Xavier Castro, técnico responsable del Govern en esta materia, ha explicado que han conseguido aplanar la curva de incidencias gracias a las labores de prevención, aunque ha advertido que la situación “en cualquier momento se puede revertir”. La sequía ha causado daños en 66.482 hectáreas de bosques, equivalentes a seis veces el tamaño de la ciudad de Barcelona, según datos de Deboscat, la red que monitoriza el estado de los bosques catalanes.

“En 30 años de trayectoria, nunca había visto tanta acumulación de árboles muertos, sobre todo de pino blanco. Eso es pura gasolina. El monstruo sigue ahí”, ha comentado Castro. Según el experto, cuanto más se acerca septiembre, más necesario se vuelve el viento para la propagación de los incendios.

Papel del viento y las precipitaciones

Joan Pino, director del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y catedrático de Ecología de la UAB, coincide con el análisis del técnico del Govern. “Parece que este año hemos salvado los muebles, pero no quiere decir que mañana o el próximo verano no se produzca una catástrofe. Los datos indican que vamos hacia un entorno más vulnerable por el aumento de las temperaturas y la falta de agua”, ha afirmado Pino.

Las abundantes lluvias de primavera y la reciente DANA han ayudado a superar la peor campaña de incendios a la que se enfrentaba Cataluña. Sin embargo, la situación es desigual en la comunidad autónoma, ya que el norte parece haber superado la amenaza de fuego, mientras que el sur permanece en alerta por el alto riesgo de combustión.

Medidas de emergencia

En comarcas como las Tierras del Ebro, el Priorat o el Montsià, entre otras, está activado el Nivel 2 del Plan Alfa, el operativo de los Agentes Rurales que analiza a diario las situaciones de riesgo. Se trata de zonas donde apenas ha llovido en los últimos tres años y donde los embalses de Riudecanyes y Siurana sobreviven gracias al trasvase del Ebro, que transporta recursos a toda la región de Tarragona.

Los municipios subsisten también con camiones cisterna para garantizar el acceso de la población a agua potable, como ocurre en el Baix Camp o en el Priorat. “Las lluvias han dividido Cataluña en dos. Hay que seguir desarrollando las tareas de prevención, previsión y extinción para conseguir paisajes más resilientes a los fenómenos climáticos que nos deparan, porque el fuego es incontrolable”, ha señalado el catedrático de la UAB.

Cautela y colaboración

Aunque se haya reducido el número de incendios, Cataluña ya ha sufrido este año grandes fuegos. “Hemos tenido fuegos muy problemáticos este año que hemos podido contener. Ahora empiezan los episodios de viento que en áreas tan secas como las Tierras del Ebro pueden provocar una auténtica catástrofe. Estamos cerca de pasar lo peor, pero todo puede cambiar de un día para otro”, ha sentenciado Castro.

El técnico del Govern ha pedido extremar la precaución y colaborar en las tareas de prevención. Cataluña ya ha sufrido este año grandes incendios, como el de finales de julio en Ciutadilla (Urgell), donde los vecinos tuvieron que ser evacuados al quemarse 287 hectáreas de terreno forestal y urbano. Otros municipios afectados han sido Vilanova de Meià (Noguera) y Tortosa (Baix Ebre).