Venta de Comida Chatarra en las Afueras de las Escuelas de Nuevo León: Un Desafío Persistente

Un Negocio con Historia y Poca Demanda de Alternativas Saludables

Norma Siller, una vendedora con 16 años de experiencia en el comercio de frituras, tostadas, dulces y gelatinas, relata que, aunque intentó introducir opciones más saludables, la demanda simplemente no existió. «Lo que pasa es que si metes verdura o fruta no se va a vender, agarran las manzanas y la fruta picada y las avientan, no se mueve la fruta, es pura merma», explica Siller, evidenciando la preferencia de los consumidores, tanto niños como padres, por los productos procesados y altos en calorías. Esta situación plantea un desafío importante para las autoridades y los defensores de la salud, quienes buscan promover hábitos alimenticios más saludables desde la infancia.

La Falta de Regulación y el Desafío de Controlar el Comercio Ambulante

Temor entre los Vendedores Ambulantes

La persistencia de la venta de comida chatarra en las afueras de las escuelas no está exenta de controversia. Algunos vendedores, temerosos de perder su fuente de ingresos, prefieren no dar entrevistas ni mostrar sus productos ante las cámaras. Este temor refleja la incertidumbre que rodea su actividad y la posibilidad de que las autoridades tomen medidas para regularla. Sin embargo, hasta el momento, la venta continúa, ofreciendo a los estudiantes una amplia gama de productos poco saludables.

El Papel de los Padres y la Necesidad de un Enfoque Integral

¿Qué se está haciendo y qué se puede hacer?

Actualmente, el gobierno está implementando programas educativos dentro de las escuelas para concientizar a los niños sobre los beneficios de una alimentación saludable. Sin embargo, estos esfuerzos podrían complementarse con:

Conclusión

La venta de comida chatarra en las afueras de las escuelas de Nuevo León es un problema complejo que requiere un abordaje integral y coordinado. Si bien se han logrado avances al interior de los planteles, la falta de regulación del comercio ambulante y la preferencia de los consumidores por productos poco saludables dificultan la tarea de promover hábitos alimenticios más saludables. Es fundamental que las autoridades, los padres, los educadores y los vendedores trabajen juntos para crear un entorno que favorezca la salud y el bienestar de los estudiantes.