Culiacán, campo de batalla sin gobierno

El gobierno mexicano hizo de los capos del Cártel de Sinaloa sus compadres, creyendo que los controlarían y se servirían de ellos cuando fuera necesario. Sin embargo, sucedió lo contrario: los narcotraficantes terminaron controlando al poder político.

Ahora, Culiacán, la capital de Sinaloa, es un campo de batalla, con enfrentamientos armados constantes entre los Chapitos y los leales a Ismael Zambada, el Mayo.

El gobernador Rocha Moya y el presidente López Obrador han perdido toda credibilidad

El gobernador Rubén Rocha Moya ha perdido cualquier credibilidad, ya que se han evidenciado sus vínculos con los grupos criminales. Al inicio de los enfrentamientos, restó importancia a la situación, minimizó los hechos y habló de tranquilidad. Sin embargo, la realidad es otra.

El presidente Andrés Manuel López Obrador también ha perdido credibilidad, ya que sólo parece estar interesado en espiar a sus enemigos políticos y armar expedientes para doblegarlos. La población no le importa cuando hay grupos criminales de por medio.

Los ciudadanos están abandonados a su suerte

Los ciudadanos de Culiacán están abandonados a su suerte, en medio de la violencia de una guerra que ya empezó y no se sabe cuándo ni cómo va a terminar. El martes, los grupos criminales que se concentran en Culiacán levantaron (secuestraron) a 17 jóvenes. Aún no se sabe nada de ellos.

Cuando ven llegar a contingentes de sicarios en caravanas de vehículos descubiertos, los habitantes de Culiacán se preguntan dónde están los servicios de seguridad. ¿Y el Ejército? ¿Y la Guardia Nacional?

El gobierno federal sólo parece estar interesado en espiar enemigos políticos y armar expedientes para doblegarlos. Sólo le importa la política y someter bajo su voluntad a quienes piensan diferente a él.

Culiacán, una ciudad en guerra

Culiacán es una ciudad en guerra. Los enfrentamientos armados entre los Chapitos y los leales al Mayo han convertido a la ciudad en un campo de batalla. Los ciudadanos están atrapados en medio de la violencia, sin saber cuándo ni cómo va a terminar.

El gobierno ha perdido el control de la situación y los ciudadanos están abandonados a su suerte. La población vive en la zozobra y la impotencia, mientras los grupos criminales se disputan el control de la ciudad.