En Argentina el cáncer de pulmón es el tercer cáncer con mayor incidencia con más de 12 mil casos cada año. Además, es el que causa mayor cantidad de muertes. En el Día Internacional del Cáncer de Pulmón, conocer el impacto de los factores de riesgo, con el tabaquismo como principal responsable, y establecer mecanismos —como programas de screening— que permitan la detección temprana es clave para iniciar el tratamiento en las etapas iniciales de la enfermedad y tener la mejor oportunidad de curación. En la mayoría de los casos (un 60% aproximadamente) se arriba al diagnóstico cuando el tumor ya creció o comienza a comprometer estructuras anatómicas del pulmón.
En ese sentido, el doctor Claudio Martín (MN 82958), Jefe de Oncología Torácica del Instituto Alexander Fleming (IAF), resaltó que “las campañas antitabáquicas han logrado reducir el número total de fumadores entre un 25 y 35 %, según trabajos que han evaluado esta incidencia, pero este hábito aún se mantiene alto en adolescentes y adultos jóvenes. Desde que se inicia el tabaquismo hasta que aparece el cáncer de pulmón pasan muchos años, alrededor de 30 o 40, por lo que esto aún no se refleja en una baja en la mortalidad”.
“Los síntomas característicos y por los cuales se debe consultar al médico, incluyen fatiga, tos persistente, tos con sangre, falta de aire, dolor en el tórax, disminución abrupta de peso y disfonía. Sin embargo, frecuentemente, los pacientes pueden no presentar ningún síntoma”, detalló el médico oncólogo Diego Enrico (MN 144531), integrante del Área de Tumores de Tórax del IAF.
La detección temprana es el primer paso para elevar las probabilidades de curación debido a que, en sus etapas iniciales, la enfermedad puede ser abordada con tratamientos efectivos como la cirugía o la radioterapia localizada. “Existen programas de screening o detección precoz que han demostrado reducir la mortalidad por esta enfermedad. En ellos se realiza una tomografía computada de baja dosis anual a los pacientes de alto riesgo”, indicó Enrico.
Dejar de fumar o no iniciarse en el hábito tabáquico es la forma más efectiva de prevenir el cáncer de pulmón, ya que el tabaquismo es el principal factor de riesgo para desarrollar esta patología. A esto se suma una segunda instancia de cuidado, que está vinculada al riesgo que cualquier persona tiene en condición de fumador pasivo, por lo que también se recomienda evitar el humo de segunda mano.