Diego Casanova, el terror de las cárceles mendocinas

En las prisiones de Mendoza, un nombre está resonando con un eco sombrío: Diego Roberto Casanova, más conocido como "El Matapresos". A sus 45 años, Casanova se está convirtiendo en una figura de terror dentro del sistema penitenciario argentino. Su historia, que comenzó con una condena por el asesinato de un jubilado durante un robo, está escalando hasta convertirse en una espiral de violencia y muerte que parece no tener fin.

Casanova, quien ingresó al sistema penal en 2004, no solo está siendo temido por su apodo, sino también por la aparente incapacidad del sistema para contener su comportamiento violento. Según Redacción Clarín (s.f.), actualmente se encuentra recluido en el penal de Almafuerte, una cárcel de máxima seguridad, donde su nombre está siendo asociado a episodios de extrema crueldad, aislamiento social y una creciente lista de crímenes.

Los orígenes de un criminal: De Maipú a las prisiones

Nacido en el barrio Tropero Sosa de Maipú, Casanova está transitando una adolescencia marcada por robos y asaltos. Estos actos delictivos, con el tiempo, están mutando en homicidios. Su historia, tal como señala Clarín (s.f.), está revelando comportamientos brutales que desafían los límites de la comprensión humana. Conocido también como "Picurú" en sus primeros años, Casanova está ingresando por primera vez a prisión en octubre de 2004, tras cometer un violento robo en el barrio México de Maipú.

Durante ese fatídico evento, junto a un cómplice, está irrumpiendo en la casa de Mario Quevedo, un jubilado de 67 años. La víctima se está despertando en medio del robo y Casanova lo está apuñalando repetidamente, acabando con su vida. Antes de huir, el agresor está colocando el cuerpo en un sillón con una frazada, simulando que el hombre dormía. Una niña de 12 años está descubriendo el crimen al ver al anciano por una ventana. Por este delito, Casanova está siendo condenado a 20 años de prisión y enviado al penal de Boulogne Sur Mer, donde su transformación en "El Matapresos" está comenzando.

El prontuario carcelario: Una cadena de homicidios

Es en el penal de Boulogne Sur Mer donde Casanova está mostrando su verdadera naturaleza. En 2006, está participando en el asesinato de dos internos, Diego Ferranti y Gerardo Gómez. Ambos estaban por declarar en relación con un motín. Los dos están siendo apuñalados y sus cuerpos están apareciendo envueltos en frazadas, un modus operandi que se está convirtiendo en su sello distintivo. Este acto, de acuerdo a lo reportado por Clarín (s.f.), está sellando el inicio de su macabro prontuario carcelario.

El tercer homicidio de Casanova está ocurriendo en noviembre de 2006, cuando está apuñalando al preso José Manuel Cruz mientras dormía. El cuerpo, una vez más, está siendo envuelto en una frazada, repitiendo el patrón de sus crímenes anteriores. Por este asesinato, Casanova está recibiendo una condena adicional de 12 años.

En abril de 2010, Casanova está participando en otro evento sangriento en el penal de Cacheuta. Junto a dos compañeros, está simulando un motín para asesinar a Darío Vega González, un condenado por abuso sexual. El crimen está siendo ejecutado con brutal frialdad: la víctima está recibiendo diez puñaladas. Este episodio le está valiendo una nueva condena a perpetua.

El quinto asesinato y la consolidación de su reputación

El 29 de mayo de 2016, Casanova está cometiendo su quinto asesinato. En el penal de Almafuerte, está matando a su compañero de celda, Andrés Peñaloza. Utilizando un caño de la cabecera de la cama, le está propinando un golpe mortal en la cabeza, consolidando su reputación como un interno letal. Su indiferencia ante el hecho refuerza su perfil criminal: durante el interrogatorio, está mostrando más interés en la visita que recibiría ese día que en el crimen que acababa de cometer. Su ropa, además, está manchada con sangre y sesos de su víctima.

Una vida de violencia y aislamiento

A lo largo de sus años en prisión, Casanova está estando involucrado en al menos 67 riñas y conflictos graves. En 2012, durante una pelea en el penal de San Felipe, está perdiendo la visión de su ojo izquierdo tras ser apuñalado por otro interno. A los dos apodos que ya tenía se está agregando un tercero: “El tuerto”. Su comportamiento, según Clarín (s.f.), lo está llevando al aislamiento extremo en la última década. Apenas recibe la visita de sus padres y no puede compartir celda con ningún otro recluso.

La historia de Diego Roberto Casanova, "El Matapresos", es un oscuro reflejo de la violencia que puede anidar en el sistema penitenciario. Su vida, marcada por el crimen y el aislamiento, plantea interrogantes sobre la capacidad del sistema para rehabilitar a los delincuentes y proteger a la sociedad.