La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que afecta a personas adultas y suele debutar en edad joven, aunque también puede aparecer en la infancia. Esta enfermedad reumática se caracteriza por la afectación de las articulaciones periféricas, como manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas, causando dolor, hinchazón e rigidez. El diagnóstico precoz y el mantenimiento de hábitos de vida saludables son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes con artritis reumatoide.
La Sociedad Española de Reumatología (SER) recomienda seguir una dieta mediterránea y realizar ejercicios físicos para tratar la artritis. La dieta mediterránea ha demostrado reducir el riesgo de sufrir diabetes, prevenir la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, que suelen estar relacionadas con enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas. El consumo de alimentos como pescado azul, vegetales, frutos secos y soja beneficia el control de los niveles de triglicéridos en sangre y la presión arterial. Por otro lado, realizar ejercicio físico y mantener un peso adecuado incrementa la sensación de bienestar físico y ayuda a las articulaciones.
Es importante destacar que la alimentación no solo es relevante para las personas con artritis, sino para toda la población. La dieta mediterránea no solo es una pauta nutricional, sino también una forma de disfrutar de la comida en compañía y socializar, aspecto especialmente importante para quienes padecen enfermedades crónicas como la artritis. Es fundamental que los pacientes tengan información sobre su enfermedad y adopten hábitos de vida saludables lo antes posible.