¿Dormir a las 9 pm es la clave de la felicidad?
En la actualidad, las nuevas generaciones están cuestionando el concepto de "hora de dormir". Mientras que muchos adultos apenas se relajan a las 9 pm viendo una serie o tomando un café, algunos jóvenes de la Generación Z han decidido que ese es el momento ideal para irse a dormir. Según un estudio de 2022, los estadounidenses de entre 20 y 29 años duermen, en promedio, 9 horas y 28 minutos cada noche, casi una hora más que en 2010. Esta tendencia, reflejada en los jóvenes que priorizan su descanso sobre el entretenimiento nocturno, plantea preguntas: ¿Es realmente saludable acostarse tan temprano? ¿Qué beneficios o desafíos representa este horario extremo para la vida diaria?
Adaptarse a un horario de sueño temprano: un desafío
Decidir acostarse a las 9 pm puede parecer sencillo, pero la adaptación no es tan fácil. Un periodista que se propuso el desafío experimentó frustración al tener que renunciar a actividades simples como ver su programa favorito. La primera noche, la ansiedad por perderse momentos de distracción fue notable, y la sensación de "ir a la cama sin estar cansado" era incómoda. Sentirse atrapado y no poder disfrutar de la noche le recordó a la rutina de un niño pequeño.
A medida que pasaban los días, la adaptación seguía siendo un reto. Para evitar el aburrimiento, optó por llevarse dispositivos electrónicos a la cama, lo que contradice las recomendaciones sobre higiene del sueño. Aunque el cansancio finalmente lo venció, el experimento dejó claro que el cuerpo necesita cierto tiempo despierto para "acumular sueño"
Influencias biológicas y sociales en el sueño
Los expertos en sueño explican que la cantidad y calidad del sueño están influenciadas tanto por la genética como por la edad. A medida que envejecemos, tendemos a acostarnos y levantarnos más temprano. Según el Dr. Russell Foster, especialista en neurociencia circadiana, los adolescentes y jóvenes adultos son más "nocturnos" por naturaleza, mientras que, al envejecer, nos volvemos más "matutinos". Por lo tanto, para aquellos que aún no han alcanzado esta transición, acostarse temprano puede representar una lucha con su propio reloj biológico.
Además, el sueño es un proceso dinámico, influenciado por los compromisos sociales y laborales. En otras palabras, está bien que un joven se quede despierto una noche de fin de semana y se adapte, siempre que en general mantenga un horario estable. Camilla Stoddart, entrenadora certificada de sueño, sugiere que la ansiedad sobre los efectos del mal descanso puede ser más perjudicial que el propio desvelo, una inquietud que ha surgido desde la publicación de estudios que exageraron los riesgos de la falta de sueño.
El equilibrio es clave
Aunque algunos estudios han relacionado la falta de sueño crónica con problemas de salud, también es cierto que no todos necesitamos la misma cantidad de sueño. De hecho, la mayoría de los adultos funcionan bien con unas siete u ocho horas por noche. Aquellos que duermen menos o mucho más pueden experimentar efectos negativos, como irritabilidad o dificultades de concentración.
Tras una semana de experimentar este cambio radical de horario, el periodista concluyó que el bienestar no depende exclusivamente de una hora de dormir específica, sino de encontrar un equilibrio. Aunque dormir a las 9 pm puede parecer el secreto de la felicidad para algunos, la realidad es que el verdadero descanso proviene de escucharse a uno mismo, respetar la naturaleza de nuestro reloj interno y, sobre todo, dejar de obsesionarse con los parámetros de sueño. Para muchos, la clave está en mantener un horario regular que les permita sentirse bien durante el día, en lugar de perseguir tendencias que podrían no adaptarse a su estilo de vida.
- The Guardian