El Ayuntamiento de Montcada i Reixach desmantela un campamento de chabolas conocido como 'la favela del Besòs'

El operativo policial ha dejado sin hogar a 25 personas, entre ellas un bebé, un menor y un matrimonio de ancianos

El Ayuntamiento de Montcada i Reixach (Barcelona) ha desalojado este martes un campamento de chabolas conocido como 'la favela del Besòs', situado junto a la depuradora y a la orilla del río Besòs. El operativo policial ha dejado sin hogar a 25 personas, entre ellas un bebé, un menor y un matrimonio de ancianos.

El asentamiento, formado por 15 infraviviendas construidas con lonas de publicidad, chatarra, cartón y madera, llevaba varios años en pie. En 2022, dos personas murieron en una de las barracas, lo que llevó a las administraciones a ponerse manos a la obra para intentar atajar el chabolismo en el municipio.

Sin embargo, los esfuerzos de la Generalitat, el Ayuntamiento, el Área Metropolitana de Barcelona, la Diputación y el Consorci del Besòs no han sido suficientes para acabar con el problema. Desde que el PSC arrebató la alcaldía a los comunes en 2023, el equipo de gobierno municipal ha hecho todo lo posible para que, al menos, no crezcan los campamentos de la 'gran favela' del Besòs.

El Ayuntamiento ha utilizado todas las herramientas a su alcance para eliminar el campamento de la Valleçana Baixa, donde se encontraba el asentamiento. Se interpuso un expediente a los propietarios por permitir el asentamiento en una zona inundable, lo que conlleva un riesgo para las personas que vivían allí. En mayo, la policía local dio un plazo de 48 horas a los chabolistas para que se fueran, pero no lo hicieron.

Finalmente, se abrió la vía judicial que ha concluido con tres órdenes de desalojo y el derribo de las chabolas. El lunes, los chabolistas recibieron un aviso de 24 horas para abandonar sus casas, y la mayoría de ellos se fueron.

A primera hora de la mañana de este martes, la Policía Local, los Mossos d'Esquadra y los voluntarios de defensa forestal, acompañados por una excavadora, han accedido al poblado y han derribado las 15 barracas. Solo quedaban cinco de las 25 personas que vivían en el asentamiento, y los primeros que abandonaron fueron los que tenían menores.

El operativo se ha efectuado tras ser ordenado por tres juzgados que consideran que mantener el asentamiento implica un “riesgo” para los chabolistas. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha asegurado este martes que “los juzgados acordaron los lanzamientos por riesgo evidente de las personas residentes en las barracas que, entre otras cosas, han sufrido un incendio”.

En cuanto la excavadora ha acabado su trabajo, los chabolistas han comenzado a revisar los escombros para recuperar lo que puedan. “Con esta lona podré construirme otra chabola”, ha dicho Luis Bertrand, uno de los habitantes del campamento, mientras intentaba recuperar una publicidad del museo Moco de Barcelona.

“Lo que más pena me da es que han destrozado mi huerto. Tenía más de 200 plantas de pimientos”, ha lamentado Bertrand, que ha sujetado una calabaza totalmente verde recuperada entre la basura.

En el operativo también han participado los Servicios Sociales de Montcada, que han ofrecido a los chabolistas pasar la noche en las instalaciones del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB). Sin embargo, el Ayuntamiento solo ofrece una noche a los campistas, alegando que siguen el “protocolo” establecido por el CUESB.

El Ayuntamiento asegura que no tiene recursos para proporcionar una alternativa habitacional a las familias que han sido desalojadas, ni a las que se encontraban en otros asentamientos irregulares que también han sido desalojados de la zona del río en los últimos meses.

Cerca de una decena de chabolistas pasarán la noche en el CUESB, pero Bertrand y otros han decidido volver a buscarse la vida. Ester Guix, que llevaba un año y medio viviendo en el 'Pueblo Nuevo de Montcada', ha contemplado el fin del campamento sentada en una silla y sujetando a sus dos perritos.

“Llevo 12 años empadronada en este pueblo. Ya me desahuciaron de un piso en la crisis y ahora me vuelven a echar”, ha lamentado Guix, que, como el resto de campistas que se han quedado sin barraca, rebusca entre los escombros.

“Si encuentro una tienda de campaña podré pasar la noche y mañana ya veremos. Yo no voy a ir a ningún hostal ni voy a dejar a mis animales en la perrera”, ha concluido.