La gravedad del crimen de Mocejón

El psiquiatra forense José Carlos Fuertes se empeña en señalar que hasta que no haya un diagnóstico no se puede relacionar el asesinato del pequeño Mateo con un trastorno psiquiátrico.

A lo largo de sus más de tres décadas de dilatada carrera, Fuertes ha visto numerosos casos en los que entraba en juego la condición mental del acusado. Es esto lo que le lleva a mantener cautela y aventurar, por la escasa información de que disponemos, qué pudo haber pasado por la cabeza de Juan Pérez, el asesino confeso.

Pero también es esa experiencia la que le hace reclamar que achacar el crimen a la enfermedad mental es una asunción incorrecta y que, en realidad, la línea divisoria entre salud y locura es ficticia, algo que nos hemos inventado para poder estar más tranquilos.

Asociar trastorno mental y crímenes: ¿una explicación demasiado fácil?

Sin lugar a dudas. La explicación es simplona, inadecuada, incorrecta y técnicamente inapropiada. No se puede decir que los enfermos mentales cometan crímenes, ni de este ni ningún otro tipo.

Sí que es verdad que, en algún tipo de enfermedad muy concreta y en algunas fases de dichas enfermedades, se pueden producir conductas antisociales, pero son cosas excepcionales, puntuales.

La discapacidad intelectual: ¿qué quiere decir?

La discapacidad es un criterio estrictamente administrativo. Eso quiere decir que ha pasado una revisión por los servicios sociales de la comunidad autónoma correspondiente y ha habido un informe médico.

En base a ese informe, el tribunal o la junta de evaluación ha considerado que esa persona tiene una discapacidad. Eso le limita ejercer determinados trabajos, tiene un tipo de preferencia a nivel fiscal, le limita conducir un vehículo y, por tanto, le dejan prioridad en los aparcamientos, etc.

La discapacidad, en principio, no es ningún diagnóstico. Al lado tiene que haber un diagnóstico que es el que la ha promovido.

El acoso: ¿un factor desencadenante?

En una persona con una base psicopatológica, evidentemente, es un factor desencadenante importante, pero la pregunta que yo me haría es por qué esta persona es rechazada, perseguida o maltratada.

A veces, lo que ocurre es que soy una persona desconfiada, rara, extraña, tengo comportamientos de aislamiento, de introversión... y entonces, de alguna manera, facilito que los demás me vean raro y se burlen de mí. Es lo que pasa muchas veces detrás de un acoso o de un maltrato, que la persona es más vulnerable.

Entonces, como los seres humanos somos bastante depredadores y perversos, nos volcamos en hacerle la vida imposible a una persona que ya de entrada tiene una anomalía. Eso sería perfectamente lógico y ocurre muchísimas veces.

El móvil del crimen: ¿un enigma sin resolver?

Si hablamos de una discapacidad intelectual, quiere decir que tiene tal grado de retraso intelectual que estaríamos hablando de un cociente intelectual bajísimo: una persona que estaría en un CI de 40 o 50. Es lo que antaño se llamaba idiotas o imbéciles.

Creo que hay otras cosas que no se están comentando y que habría que poner encima de la mesa porque van a servir para quitar estigmas al enfermo psiquiátrico. Le estamos atribuyendo un asesinato a un enfermo mental y a lo mejor resulta que este chico tiene otras patologías, un trastorno de personalidad, etc.

La inimputabilidad: ¿una posibilidad?

Desde luego, la inimputabilidad no va a estar en función de la discapacidad. Tener una discapacidad del 70%, en un tribunal de justicia, no significa nada. Yo he visto personas con discapacidades del 60% y se les ha considerado, a efectos penales, plenamente imputables.

Otra cosa es que tengamos una psicosis del espectro esquizofrénico. Que esas alucinaciones que él tenía, esos desdoblamientos de su persona que le hacen llegar a decir que hay una buena y otra mala, sean los que le hayan hecho actuar. Y eso es lo que se tendrá que peritar muy concienzudamente por los psiquiatras y ver hasta qué punto existe esa disociación, si tiene alucinaciones e ideas delirantes, eso sí que configuraría un diagnóstico.

La reinserción: ¿un reto posible?

Dependerá, una vez más, del diagnóstico que tenga. Como no tenemos diagnóstico, tenemos que fabular: si tenemos una esquizofrenia paranoide él podría creerse perseguido por una serie de sujetos y pensar que ese niño era un diablo pequeñito que se reía de él por las noches.

Casos de este tipo he tenido y los he peritado. Tengo uno en Canarias, un señor que entra en la casa de una mujer y le clava varias veces un destornillador. Cuando se le ha pasado el brote psicótico, reconoce lo que ha hecho, se da cuenta de la barbaridad.

Y claro que son recuperables. Si se aplica un tratamiento, y ese tratamiento tiene una continuidad y no se suspende, como suele ocurrir. Ese es otro problema.

El estigma de la enfermedad mental

Pero es que reaparece por dos razones. Una, porque comunicamos todos muy mal. Nosotros, los médicos, los primeros; después ustedes [los periodistas] nos hacen flaco favor. Aceptamos ir a todo tipo de debates y televisivos para decir, a veces, auténticas memeces.

Yo he escuchado psiquiatras hablar de bondad y maldad. Pero vamos a ver, ¿qué tiene que ver la maldad y la bondad con la medicina? Claro que hay enfermos buenos y malos, pero hay personas sanas y enfermas y ese es el patrimonio del médico, donde debe pronunciarse.

Lo que está muy claro es que la enfermedad mental va aumentando. Ojo, la enfermedad mental grave, las psicosis, permanecen estables en el 1% de la población.

Lo que ha aumentado enormemente es la psicosis producida por drogas. Creo que ese es un elemento esencial, clave, que explica gran parte de la delictogénesis que en este momento tenemos. La mayor parte de los hechos graves antisociales están mediados por el consumo de cocaína y alcohol, o anfetaminas y alcohol.

Antes, asociábamos este tipo de crímenes a la leyenda de la España negra y atrasada. ¿Esa leyenda todavía pervive?

Si hablamos de que a una comunidad autónoma se le dan unos privilegios y a otra no, aquella invertirá mejor, habrá más dinero para salud mental. Si hay comunidades que perciben menos dinero y otras perciben más, se está fomentando que existan esas dos Españas.

Los temas económicos son los que, en el fondo, deciden todo. Si usted tiene dinero, puede usted dar más servicios, o darlos mejor.

Ese concepto de pueblo atrasado en Andalucía, Extremadura, zonas de Castilla, etc. no es así. Va todo en función de la gestión económica, de que se invierta en investigación. Aquí nadie ha dicho "vamos a hacer un plan de investigación serio sobre la esquizofrenia". Nadie habla de dar dinero y, sin fondos económicos, no se investiga; si no se investiga, no se avanza. Claro que existen dos y tres Españas.

José Carlos Fuertes, psiquiatra forense y perito