El ficus centenario del barrio de Triana en Sevilla, sometido a una poda radical hace dos años, ha sido declarado muerto por los arboristas que han estudiado su salud. El árbol, de 111 años de antigüedad y declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se convirtió en un símbolo de la lucha de los ecologistas y vecinos para conseguir salvarlo de la tala propuesta por la orden religiosa de los dominicos y que autorizó el Ayuntamiento.

Causas de la muerte del ficus

La drástica poda realizada hace dos años ha tenido un resultado letal. El Ayuntamiento sevillano (PP) asegura que desde hace un año ha intentado darle al árbol cuidados paliativos para que saliera adelante, pero con el 70% de su estructura desaparecida, el ejemplar solo tiene una vena de savia en el tronco sin capacidad de regeneración, según los expertos. Está muy debilitado por la necrosis que sufre, el agrietamiento del tronco y los hongos patógenos instalados en sus raíces y que han descompuesto la madera.

Futuro del ficus

El Ayuntamiento ha encargado ahora un informe para determinar el camino a seguir, con dos opciones: conservar el muñón seco de 10 metros de altura, como quieren los ecologistas, o plantar otro árbol que dé sombra en una esquina de mucho tránsito de vecinos y turistas, y con temperaturas disparadas en verano por el asfalto urbano.

Declaraciones de los expertos

Reacciones de los vecinos

Los ecologistas denuncian que el árbol no ha sido regado este año y exigen al Consistorio que el muñón se quede: “El ficus debe quedarse igual que el roble de Guernica, que se ha regenerado varias veces. Es un icono y emblema histórico del barrio y un aviso de lo que no se debe hacer con el arbolado de Sevilla”, reclama Javier Ros, portavoz de la plataforma en defensa del árbol centenario.

Declaraciones del párroco

Mientras, el párroco de la iglesia de San Jacinto contigua al ficus, Javier Rodríguez, que solicitó apear el árbol cuando estaba en su finca, antes de que comprara la esquina el Ayuntamiento el año pasado, echa ahora balones fuera: “Yo no pretendía hacer el mal como algunos pensaban. Yo intentaba hacer lo que está bien con todas las de la ley, pero se le dio la vuelta. Quizás me confundí [al solicitar el apeo del ficus], pero lo hice de buena fe. Estaré satisfecho si se apea en el próximo mes, evidentemente”.

Falta de protocolo del Ayuntamiento

El ficus, hábitat de cientos de aves durante décadas, está incluido en el inventario municipal de árboles singulares. Sin embargo, la guía de procedimiento para proteger estos enormes ejemplares, mediante una reglamentación jurídica, sigue pendiente de redactarse por parte del Ayuntamiento sevillano. Esta clave explica que en 2022 el Consistorio no tuviera un protocolo claro al que someterse y reinara la improvisación en los momentos críticos de la poda de las espectaculares ramas, con casi un metro de diámetro.