El Gobierno de la Ciudad ratifica su postura de no permitir personas durmiendo en las calles
En línea con lo anticipado por el secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ratificó su decisión de no permitir que haya personas durmiendo en las calles. Así lo expresó este domingo el ministro de Seguridad, Waldo Wolff, quien destacó la gestión de la Ciudad como la única que "atiende la problemática social" a través de los Centros de Inclusión Social, donde se asiste a más de 3.000 personas.
"No vamos a permitir que duerman en la calle"
Según las declaraciones de Wolff, el Gobierno se mantendrá firme en su postura de no permitir que las personas duerman en las calles, argumentando que es una situación "incorrecta" y "peligrosa para todos". El funcionario citó el último censo, que indica que hay más de 1.000 personas durmiendo en las calles de la Ciudad, a pesar de los esfuerzos por brindarles asistencia y reinserción social.
Centros de Inclusión Social: ¿Una solución viable?
Ante las críticas sobre la resistencia de las personas en situación de calle a dormir en paradores, Wolff respondió que se les retira el colchón y se les obliga a abandonar el lugar, ya que no se puede permitir que duerman en las puertas de las casas cuando se les ofrece la posibilidad de hacerlo en los Centros de Inclusión Social.
Wolff enfatizó que el espacio público es propiedad de todos los porteños y que los vecinos pagan impuestos para su cuidado. Por lo tanto, no se les está quitando nada a las personas sin hogar, sino que se las está trasladando a un lugar donde puedan recibir asistencia.
Trabajo conjunto con Buenos Aires Presente
El ministro también destacó el trabajo de Buenos Aires Presente, un programa del Ministerio de Desarrollo Social porteño que recorre la Ciudad para asistir a las personas en situación de calle. En los casos de violencia, se cuenta con el apoyo de la Policía.
Un tema complejo
Wolff reconoció la complejidad de la situación, señalando que el 60% de las personas en situación de calle no tienen vínculos con nadie y están "solos de soledad absoluta", lo que dificulta el trabajo de salud mental. Además, el 70% tiene adicciones graves y brotes psicóticos, lo que ha generado situaciones graves.