El hombre árbol: una batalla interminable contra una enfermedad rara
Abul Bajandar, conocido como el "Hombre Árbol" de Bangladesh, lleva más de una década luchando contra una rara enfermedad llamada epidermodisplasia verruciforme. Esta afección genética provoca el crecimiento descontrolado de verrugas, que en el caso de Abul han cubierto sus manos y pies hasta dejarlos prácticamente inmóviles.
La epidermodisplasia verruciforme es causada por una mutación en los genes que controlan la respuesta inmunitaria al virus del papiloma humano (VPH). En personas con un sistema inmunológico sano, las infecciones por VPH suelen ser temporales y asintomáticas, pero en casos como el de Abul, el virus toma el control, cubriendo las extremidades con verrugas masivas.
Una lucha constante contra el dolor y la inmovilidad
A lo largo de los años, las verrugas de Abul han crecido hasta pesar casi cinco kilos, dejándolo sin posibilidad de trabajar y dependiente de su familia para las tareas más básicas. El dolor constante, que empeora con el movimiento, se ha convertido en una barrera diaria, afectando tanto a su salud física como mental.
Abul ha pasado por 25 cirugías en el Hospital Universitario de Daca, pero la enfermedad ha regresado con fuerza en cada ocasión. Actualmente, se enfrenta nuevamente al dolor y la frustración, y ha llegado incluso a solicitar que le amputen las manos para aliviar su sufrimiento.
Esperanza en tratamientos experimentales
Actualmente, no existe un tratamiento definitivo para la epidermodisplasia verruciforme. Sin embargo, existen opciones experimentales que podrían ofrecer esperanza a pacientes como Abul. Desafortunadamente, los altos costos y la incertidumbre limitan las posibilidades de acceso a estos tratamientos.
Un llamado a la solidaridad y la ayuda
El caso de Abul ha resonado alrededor del mundo, generando interés y solidaridad. Medios de comunicación locales e internacionales han dado visibilidad a su historia, y su determinación y la de su familia han inspirado a muchos. Sin embargo, la lucha de Abul continúa, y necesita apoyo y asistencia para acceder a los tratamientos que podrían mejorar su calidad de vida.