Valentina y Carmen: Unidas por la guerra, separadas por el idioma

En el tranquilo pueblo de El Saucejo, en la provincia de Sevilla, dos mujeres excepcionales, Carmen, de 82 años, y Valentina, de 65, han forjado una amistad inquebrantable a pesar de la barrera del idioma. Valentina, una abuela ucraniana, y sus tres nietos huyeron de la guerra en su país y encontraron refugio en El Saucejo, donde Carmen las acogió con los brazos abiertos.

El idioma como puente

Aunque Carmen y Valentina no hablan el mismo idioma, su vínculo es profundo. Carmen, que vivió en Alemania durante 20 años, recurre al alemán para comunicarse con Valentina, que también lo aprendió durante una estancia en ese país. Además, utilizan gestos y su intuición para entenderse a la perfección. "Ella me repite muchas veces una palabra y acabo sabiendo lo que me quiere contar", dice Valentina.

Valentina se siente especialmente agradecida con Carmen, quien ha estado pendiente de su familia desde su llegada. Carmen las lleva en su coche a hacer la compra, les ayuda con los trámites administrativos y les ofrece apoyo emocional.

El peso de la guerra

A pesar de la tranquilidad de El Saucejo, la guerra en Ucrania está siempre presente en la mente de Valentina. "Los bombardeos están a pocos metros de mi casa", dice su nieto Yaroslav, de 15 años, quien actúa como intérprete para su abuela. La familia regresó a Krivói Rog en julio de 2023 con la esperanza de rehacer sus vidas, pero los ataques constantes y los cortes de electricidad les obligaron a volver a España.

Carmen y Valentina evitan hablar de la guerra para que los nietos de Valentina se mantengan alejados del estrés y la angustia. Sin embargo, Carmen sigue de cerca las noticias sobre el conflicto y se preocupa profundamente por sus amigas.

Un futuro incierto

Valentina sueña con vender su casa en Ucrania y establecerse en El Saucejo. Le atrae la tranquilidad del pueblo, sus fiestas y su hospital cercano. Sus nietos también se han integrado perfectamente: Yaroslav ha aprendido español en menos de seis meses y Zlata ha hecho nuevas amistades. Sin embargo, el futuro es incierto y los billetes de vuelta a Ucrania están previstos para el 27 de agosto.

Mientras tanto, Carmen y Valentina disfrutan de su amistad, paseando entre los rosales y compartiendo historias de sus vidas. Su vínculo demuestra que el lenguaje del corazón es universal y que la guerra no puede destruir los lazos humanos.